Aunque parezca mentira hubo un tiempo en que la vida privada de los políticos que regían el destino del mundo era eso, privada. Hoy de todo aquello sólo queda la nostalgia. Más aún con la publicación en EEUU de dos libros que indagan en las miserias de uno de sus hombres más queridos: John Fitzgerald Kennedy (JFK). El pecadillo fue haberse liado con una becaria y el exceso, tomar cocaína.

En An unfinished life (Una vida inacabada), una biografía escrita por Robert Dallek que salió ayer a la venta, se desvela entre otras cosas que las andanzas de las becarias en la Casa Blanca no son exclusiva de la presidencia de Bill Clinton y de Monica Lewinsky.

Mimi tenía 18 o 19 años cuando JFK ocupaba el despacho oval. Sus talentos administrativos no parecían ir mucho más allá de los justos para atender el teléfono. Pero la joven que llegó a la Casa Blanca con la idea de entrevistar a Jacqueline Kennedy para un periódico universitario atrajo la atención del presidente y consiguió una beca ese verano.

Empezaron los encuentros, los viajes y lo que Barbara Gamarekian, la asistente que desveló el romance en su relato sobre esos años de la Casa Blanca, ha calificado como "una gran fiesta feliz".

SALUD DELICADA

Dallek afirma que mucho más problemática que la apasionada vida sentimental era la salud del presidente, aquejado de problemas que le obligaban a medicarse en cantidades ingentes y le forzaron a tomar la extremaunción tres veces antes de cumplir los 40 años.

Por si el libro del respetado Dallek no fuera suficiente, el número de junio de Playboy adelanta el contenido de otra obra que va mucho más lejos al ensuciar la biografía del presidente. Se trata de Mr S: my life con Frank Sinatra , un repaso de las andanzas de La Voz relatadas por su ayudante, George Jacobs, que asegura que vio a JFK esnifar cocaína y que su padre era un racista que se relacionaba con prostitutas.

Jacobs dice también que JFK estaba obsesionado con el cotilleo y asegura que antes de ser presidente le dijo que Marlene Dietrich había practicado en su cuerpo un acto sexual similar al que Lewinsky realizó en el de Clinton.