Unos 2.000 investigadores adscritos al programa de contratos Ramon y Cajal (RyC), todos con experiencia en centros científicos del extranjero, contemplan su futuro con incertidumbre, incluso temor, porque las expectativas que les llevaron a regresar a casa no se han cumplido. El programa RyC, creado en el año 2001, tenía como objetivo incorporar a investigadores en centros públicos españoles tras un contrato a prueba de cinco años, evaluable año tras año, pero la primera generación cumplirá pronto el quinquenio con un futuro nada claro.

Los centros de acogida donde trabajan actualmente --universidades, el CSIC, hospitales o cualquier otro-- no pueden o no quieren contratarlos de forma definitiva. Y las administraciones, que les han pagado parte del sueldo durante estos años, tampoco están por la labor. "Buscamos una solución, pero lo que nos encontramos es que se pasan la pelota entre ellos", sostiene el arqueólogo y paleogeógrafo Santiago Riera.

El programa RyC, instituido por el entonces Gobierno del PP, era tan atractivo que muchos investigadores dejaron incluso sus puestos de trabajo en el extranjero.

Se basaba en el sistema norteamericano tenure-track : a los científicos candidatos, la mayoría por encima de los 35 años, se les ofrece un contrato de cinco años con un sueldo aceptable --similar a profesor universitario, pero sin complementos--, aunque para pasar de curso deben someterse a una evaluación rigurosa. Durante los primeros años, cobran del Estado, pero en los últimos se hace cargo del sueldo el centro de acogida.

VINCULACION DEFINITIVA El objetivo final del programa era que el investigador --si el trabajo desarrollado durante el quinquenio era evaluado de forma positiva-- quedara vinculado de forma indefinida a la institución de acogida, que es además quien había reclamado sus servicios. Este era el objetivo, pero no la realidad.

El Departamento de Universidades e Investigación recuerda que en Cataluña, por ejemplo, el gobierno autónomo ha cofinanciado los sueldos de los investigadores y admite la importancia de que éstos sigan trabajando, pero insiste en que la responsabilidad futura no es suya: "Fue el ministerio quien instituyó el programa. Y, además, el número de plazas se determinó en función de las previsiones de crecimiento y estabilización de plantilla de los propios centros investigadores". Alguna región ha comprometido ayudas para los RyC, como Galicia, pero la mayoría, no.

Otro problema es lo que sucede en las universidades. "No podemos acudir a los concursos de plazas con las mismas posibilidades que los investigadores de la casa", añade Riera.

VOLVER A EMIGRAR Otro problema es que las convocatorias RyC no especifican el tipo de contrato que se ha de establecer entre el investigador y el centro. Los investigadores que trabajan en una universidad suelen estar "contratados en formación", pero la categoría en el CSIC, donde hay centenares, se queda en "contrato en prácticas y fuera de convenio", especifica el paleoclimatólogo Santiago Giralt.

"Es cierto que aún queda más de un año, pero las cosas en el mundo de la ciencia no se improvisan fácilmente --resume la química Núria López--. Necesitamos alguna garantía de continuidad o de todo lo contrario. Para volver al extranjero, debería empezar a mover papeles".