El peso de la pobreza tiene un precio, el que pagaron ayer dos mujeres rifeñas cuando intentaban cruzar a Marruecos cargadas con fardos de contrabando. Murieron arrolladas por una de las avalanchas de los porteadores que se producen a diario en el puente de Biutz, a los pies de Ceuta. Es el único paso, solo de salida, habilitado para el transporte de mercancías que separa España del país vecino. Como resultado de la aglomeración, unas 30 personas resultaron heridas, entre ellas, cuatro policías españoles. Solo una de las afectadas, de 45 años, permanecía anoche ingresada en el hospital de Ceuta por fracturas leves.

La hazaña para estos porteadores comienza a las cinco de la mañana. Cruzan a España por la frontera de Tarajal y en masa se dirigen al polígono industrial donde esperan furgonetas para despachar las mercancías que transportan hasta Marruecos por el puente de Biutz. "Es ilegal, muy estrecho, es fácil morir aplastado", denuncia el delegado en Ceuta del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Andrés Carrera, para quien la muerte de las dos marroquís responde a "la dejación de funciones de la Delegación del Gobierno".

Por cada bulto, las mujeres porteadoras reciben entre 5 y 10 euros, aunque a veces varía, según el volumen de la mercancía. Por eso, el tiempo apremia, y esperan rápido tocar suelo marroquí para hacer dos viajes en un día y cobrar el doble.

Pocas lo logran, pese a que ganas no les faltan, ya que hay familias enteras condenadas a este negocio para poder comer. Pese a todo, el contrabando es tolerado por los gobiernos de ambas fronteras. Consentido en especial en la parte marroquí, donde los policías, por cada bulto que dejan pasar, reciben cinco euros. "Ponen el cazo, y si los trabajadores se niegan a pagar, nadie pasa", dice el portavoz del SUP. "Son corruptos, todo el mundo gana dinero en el negocio", añade Abdelmonain Chauki, presidente de la Coordinadora de asociaciones de Sociedad Civil del norte de Marruecos.

Desde que el contrabando se desvió en el 2005 de la frontera de Tarajal a Biutz, los accidentes por avalancha se han multiplicado, con heridos cada semana.