TNto deberían decir que a los jóvenes extremeños no les preocupa su futuro. No es cierto. Al menos si nos ceñimos a lo que dicen las encuestas. Los adolescentes de la región, junto con los vascos, son los españoles más interesados en conocer la calidad de su semen y eso es una forma de preocuparse por el futuro en un momento en el que tener hijos, además de ayudar a hacer caja, se ha convertido en la última esperanza blanca de la Seguridad Social. Lo del interés lo aseguran los promotores del primer Estudio Nacional del Semen en Jóvenes Españoles , que todavía no han revelado si la calidad de los espermatozoides extremeños pinta con mejor RH que la de los vascos, ni por qué en Extremadura o Euskadi tienen tantas ganas de saber hasta dónde son capaces de llegar sus gametos. Mi panadero --ya he hablado aquí alguna vez de él--, que es un estudioso de las encuestas, además de filósofo neo-rural, me asegura que lo de la mala calidad del esperma es un problema de cojones. Cierto. Y termina diciendo que a los problemas hay que echarles cojones y que aquí, en Extremadura, la testosterona con calidad se reparte por barrios. Yo creo que hay diferentes formas de echarle cojones. Por ejemplo, cuando la Policía Nacional se enteró hace unos días de que la Interpol buscaba a un pederasta inglés en Puebla de Sancho Pérez, se dirigió a los policías locales del municipio pacense y les sugirió que, debido a que el tipo en cuestión era muy peligroso, lo mejor era que le detuvieran ellos, que le conocían de vista. Y los municipales fueron a su casa y le detuvieron, con dos cojones y sin preocuparse (al contrario que los jóvenes) por el peligro que podía correr su futuro. Mientras, otros mantenían a buen recaudo sus gametos.