Los medios de comunicación bolivianos y ecuatorianos han bautizado ya el regresos de inmigrantes como la temida operación retorno. Y no es para menos. Cada uno que vuelve desde España no solo es una fuente menos de ingresos para esos países --dejando en la estacada a decenas de familias que dependen de ellos--, sino que es un parado más que complica la ya de por sí frágil situación económica en la que se encuentran dichos estados.

Por ahora, Bolivia está siendo el país más afectado por los retornos, esencialmente porque sus inmigrantes, al estar la mayoría en situación irregular, fueron los primeros que se quedaron en el paro. La realidad es que cada mes abandonan España rumbo al país andino unos 240 inmigrantes. Aunque aún no son masivos, esos regresos están dañando la economía de Bolivia, dejándose notar en un descenso de las remesas de los inmigrantes y en un aumento del paro, tal y como puso de relieve el diario boliviano La Jornada.

CAIDA DEL 43% EN UN AÑO Según fuentes del Gobierno de La Paz, en el 2007 sus inmigrantes residentes en España enviaron 1.029 millones de euros. Solo un año después, la crisis y los retornos hicieron que las remesas cayeran el 43%, hasta los 591 millones. Ese descenso tuvo un impacto importante en un país en que, en el 2007, las remesas supusieron el 10% del producto interior bruto (PIB). De hecho, cualquier recorte en el envío de dinero tiene efectos graves en la economía boliviana, pues las cantidades que mandan los 2,5 millones de emigrantes de esa país repartidos por todo el mundo equivale al 25% de las exportaciones. El Gobierno de Paraguay, cuyos inmigrantes también tenían una alta tasa de irregularidad, vive con los mismos temores que Bolivia, sobre todo por el descenso de las remesas.

Ecuador es otro estado cuya estabilidad social depende del dinero que remiten los emigrantes. Hay que tener en cuenta que de los 14 millones de ecuatorianos, tres millones viven en el extranjero, y de estos cerca de 700.000 están en España. El dinero que envían desde aquí equivale al 4,5% de su PIB.

La ministra de la Secretaría Nacional del Migrante, Lorena Escudero, dijo ayer en España que su Gobierno maneja datos que apuntan a que "Ecuador vivirá un retorno significativo" de sus inmigrantes residentes en España. Ese predicción se basa en que, según la SENAMI, la cifra de ecuatorianos en paro en España ha pasado de 25.000 a 50.000 en solo seis meses. Además, las consultas sobre retorno en la sede de la secretaría en Madrid se han multiplicado por siete en los últimos cuatro meses.

También lamentó la situación que viven cientos de ecuatorianos que se han comprado pisos en España y que no pueden hacer frente a la hipoteca. Algunos, incluso tras malvender su piso, deben seguir pagando la hipoteca pues lo logrado no llega al precio que pagaron. Escudero señaló que "el Gobierno de Ecuador no puede asumir esa deuda privada", aunque sí va a elaborar una guía sobre hipotecas.

Lo que sucede en estos países es solo una muestra de cómo la presencia masiva de inmigrantes hace que la pérdida de empleos y el retorno tenga una onda expansiva. Remesas.org, un centro de estudios sobre los envíos de los inmigrantes, explica que en el mundo hay 4,5 millones de personas que dependen del dinero que sus familiares les remiten desde España. Y, en el 2008, esas remesas se redujeron un 10%.

"La mitad de los receptores de remesas no tienen otros ingresos", dijo Iñigo Moré, de Remesas.org. Además, avisa de que quienes dependen de este dinero "viven en entornos donde no hay sistemas de protección social", por lo que si su allegado regresa o deja de enviar dinero, la familia queda en la pobreza.