Las vallas que separan Ceuta y Melilla de Marruecos vuelven a estar vigiladas únicamente por la Guardia Civil. El pasado martes por la noche culminó el repliegue definitivo de los 500 militares que fueron desplegados en la alambrada el 29 de septiembre ante la imposibilidad del instituto armado para frenar los asaltos de inmigrantes.

La retirada del Ejército de ambos perímetros fronterizos se ha ido materializando en las últimas semanas. El martes se desmantelaron los últimos retenes que quedaban, pero antes ya se habían retirado los campamentos y equipamientos desplegados junto a la doble valla que separa Melilla de Marruecos.

Los soldados que se habían desplegado en Melilla, que pertenecían sobre todo a la Legión y a los Regulares, regresan a sus cuarteles después de dos meses y media de vigilancia. Sólo hubo un herido, una soldado que a principios de octubre sufrió el mordisco de un subsahariano en el brazo al intentar sujetarle una vez superó la primera valla.

El resto del tiempo, los militares sólo tuvieron una misión disuasoria ante los inmigrantes. En los momentos de crisis, el contingente militar destacado en la frontera llegó a ser de 500 soldados, que apoyaban a efectivas de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía.

La retirada obedece a la ausencia total de incidentes en las vallas desde el pasado 6 de octubre. Esa noche se registró el último y más sangriento asalto de subsaharianos. Cinco inmigrantes murieron en el lado marroquí mientras intentaban alcanzar la valla. Desde que el 29 de agosto se inició la denominada crisis de las vallas, al menos 14 inmigrantes murieron en su intento de saltar las alambradas.

Sin embargo, tras el asalto del 6 de octubre, las autoridades marroquís reaccionaron de forma contundente y hicieron redadas masivas. En un primer momento abandonaron a muchos de esos subsaharianos en el desierto sin agua ni comida.