El suicidio de Ekai, un adolescente transexual residente en la localidad vizcaína de Ondarroa, ha reabierto el debate sobre la necesidad de actuar con rapidez ante los casos de jóvenes menores de edad cuyo sexo registral no coincide con su género. Tenía 16 años, pero tras una larga espera para conseguir un tratamiento hormonal que frenase su pubertad, finalmente se ha rendido. Su madre se lo encontró ayer muerto en su habitación.

Su fallecimiento ha conmocionado a las familias de la asociación Chrysallis Euskal Herria, que lleva años trabajando para lograr una ley que proteja y reconozca los derechos a los menores que atraviesan situaciones como las de Ekai. Sus responsables lamentan las “demoras” en los tratamientos, lo que unido a los obstáculos sociales colocan a los jóvenes en una situación límite.

En el caso del menor vasco, ya estaba siendo atendido en la Unidad de Género del Hospital de Cruces, en Bilbao, pero los resultados no llegaron a tiempo. Ekai no era capaz de mirarse al espejo, y los cambios de la pubertad acabaron siendo insoportables. La lucha de sus padres, Ana y Elaxar, que incluso acudieron a la televisión para dar a conocer su caso, se ha visto truncada. En aquel programa de La Sexta, con motivo del debate en el Congreso en torno a la posibilidad de que los menores transexuales pudiesen cambiar su nombre y sexo en el Registro Civil sin necesidad de presentar informes médicos, Ekai expresó públicamente lo duro que resulta tener que explicar que la información de esos documentos no se corresponde con su verdadera identidad.

Desde Chrysallis denuncian que el protocolo sanitario es muy estricto, ya que está condicionado por el dictamen de médicos y psiquiatras. Desde esta organización se demanda que el tránsito de estos menores transexuales a su auténtica identidad no se vea constreñido por los criterios médicos y que se proporcione una respuesta integral con mucha mayor agilidad.

Entorno educativo

El entorno del menor también lamenta que no se cumpliera la promesa de los responsables de Educación del Gobierno vasco, que se habían comprometido a formar a profesores y alumnos del instituto donde estudiaba Ekai para lograr evitar situaciones humillantes. Estas acciones de sensibilización debían haber comenzado en febrero del año pasado y un año después todavía no se habían puesto en marcha. El menor hubiera estudiado el próximo curso bachillerato artístico.

Su fallecimiento ha sido calificada por las familias que integran Chrysallis como “una batalla que hemos perdido como sociedad”. Y además, recuerdan las luchas a las que todos los menores transexuales y sus allegados encuentran a diario: lograr tramitar en el registro el cambio de nombre, recibir el tratamiento hormonal que necesita, y lograr una sociedad informada que comprenda y acepte los hechos de diversidad.

Movilizaciones

El Ayuntamiento de Ondarroa ha expresado su solidaridad a la familia y amigos de Ekai y ha invitado a la ciudadanía a "construir un municipio libre de transfobia". A través de una nota, el Consistorio se ha sumado a la concentración convocada para hoy a la tarde en recuerdo de este adolescente.

También ha transmitido sus condolencias la organización en defensa de los derechos de la infancia Save the children, que además ha reclamado para estos menores "una protección especial por parte de la Administración" porque son "especialmente vulnerables".