--Fue un inconformista adolescente que rompió con el hogar familiar.

--Es cierto, desde joven me sentí fuera del sentido de lo familiar. Mi atención se dirigía a lo anticonvencional y rompedor.

--En París vivió, a finales de los 70, momentos tormentosos.

--Sí. Me fui allí porque pensé que era la capital de la cultura. Pero me sentí fuera del ambiente. No encajé, quizá porque he sido individualista.

--Y en Luxemburgo tocó fondo.

--Pasé por una depresión y mi pintura se volcó en autorretratos que reflejaron aquella situación de camino hacia la locura. Eso sí, fue una locura creativa.

--Los autorretratos le salvaron.

--Lo que me ha salvado ha sido el arte. Es lo que me ha dado el equilibrio.

--Después de otros viajes, llegó a España en 1998.

--Fue en un momento en que decidí romper con todo. Consideraba que ya había hecho todo lo que sabía y me encontraba aburrido. Así que vendí todo lo que poseía, me instalé en Madrid, donde encontré una energía fantástica, y posteriormente en Montánchez, donde compré una casa y proyecto un museo de arte realista. Llegar a España fue como encontrar mi raíz.

--Con tantos autorretratos pintados ¿Qué ve en sí mismo?

--Es la fascinación por contemplar lo que te hace la vida, cómo el cuerpo refleja tu alma, tu envejecimiento. Muchos pintores se han pintado a sí mismos y esas obras tratan el mapa de su trayectoria.

--¿Cómo se pinta ahora?

--Desde que llegué a España no he vuelto a hacerlo. Ahora, mi arte refleja lo que es el mundo.

--Es usted algo transgresor en esta exposición. Veamos: hay por aquí algo de pornografía, sadomasoquismo, algo de provocación religiosa.

--Cualquier tema es digno de ser investigado en el arte. En el caso del sadomasoquismo que cita, por ejemplo, lo trato como algo alienante, no excitante.

--Ahora pinta bodegones, objetos.

--Tengo la fascinación por la estructura del universo. La vida no está sólo en nosotros sino también en las cosas.

--¿El realismo está acabado?

--Eso es algo que me pone nervioso. Es posible que haya artistas que deriven hacia el virtuosismo. Pintar bien no es suficiente si no tiene un fondo filosófico. De otro modo, es decoración. Pero no sólo pinto: he hecho vídeos digitales y fotografía.

--¿Qué tiene de los pintores holandeses.

--Yo, a los 5 años ya pintaba. Mis padres me llevaban a los museos, veía la pintura de Vermeer, de Rembrandt, y al volver a casa me ponía a imitarlos.

--¿Y su carácter nórdico?

--Soy metódico, extremadamente perfeccionista y concentrado: puedo pasar horas y horas pintando.