Hay decenas de jóvenes en Extremadura trabajando en grupos de teatro o formándose en la escuela de Olivenza. Pero sólo uno (una, en este caso), que ni siquiera sabía si el teatro (como la vida, según Gil de Biedma) iba en serio, ha escrito un monólogo sobre una trabajadora de grandes almacenes, lo ha estrenado en un teatro de Badajoz y, meses después, ha recibido la llamada de un programa de televisión para que representara una parte.

Fue el director del grupo Arán Dramática, Eugenio Amaya, quien descubrió a Ana Rosa Alegre, la incitó a la escritura y a subirse al escenario.

"Eso fue lo peor. Yo pensé: ´Madre mía, ¿y si pasan quince minutos y a la gente no le interesa lo que cuento?´. Estar en el escenario fue el verdadero reto".

--Es actriz casi sin saberlo.

--Bueno, he ido sabiéndolo poco a poco, porque he hecho cursos teatrales. Pero ahora me he apuntado a la Escuela de Teatro de Olivenza para formarme como profesional.

--Originalmente era documentalista.

--Hice los estudios de Biblioteconomía, sí.

--Después estudió periodismo.

--Pero sólo duré un año. Las horas de clases, las charlas de los profesores, los estudios no eran algo en lo que fuera a encontrar materia sobre la que me permitiera escribir.

--Y finalmente acaba en unos grandes almacenes.

--Sí, necesitaba el dinero para vivir. De ahí tomé el motivo del monólogo de esa mujer, que tiene parte de mí y parte inventada. Ese trabajo es como otros similares: mal pagado. Una está puteada , sacrificada. Y, claro, al final no te gusta. Sea ese empleo o el de despachar hamburguesas. Al final, lo único bueno que tienes son tus compañeros. Y de hecho, vinieron a ver el estreno de la obra.

--Los grandes almacenes le marcaron.

--Me van a seguir marcando, porque tengo una excedencia de la empresa.

--En el monólogo los critica.

--No hago una crítica ofensiva, sino de cómo alguien se ve inmersa en una rutina, cómo te introduces en una sociedad que te organiza la vida: la laboral, la familiar, la social. Nos quejamos, no nos gusta, pero lo aceptamos.

--Lástima que no terminara en el periodismo. Le hubiera dado para unos buenos monólogos.

--Sí. Yo buscaba en el periodismo una forma de expresar una protesta contra las cosas que no están bien. No pudo ser en el periodismo, así que buscaré otras fuentes. El hecho es tener una visión inconformista de la vida.

--Su primer monólogo no sería su primer texto.

--Publicado y puesto en escena sí. Había escrito otras cosas antes, textos personales, relatos. Este surgió porque nos encargaron representar un pequeño monólogo en un curso de teatro que hice. Luego se lo entregué a Eugenio Amaya y me animó a ampliarlo, a crearle una vida al personaje.

--¿Y ahora cómo se ve?

--Yo no sé cómo me veo. Espero que salgan más funciones; de hecho ya hay algunas a la vista; y que llegue a la gente y se identifique con lo que he escrito.