Evangelina Chamorro Díaz es el nombre de un milagro en Perú. A los 32 años, y cuando muchos la daban por perdida, pudo sobrevivir a la fuerza de un río de lodo que la arrastró cerca del puente de la antigua Panamericana Sur, en las afueras de Lima. Chamorro Díaz puede contar lo que es El Niño costero, como se conocen a las inundaciones e intensas lluvias en varias regiones de ese país que ya han provocado 62 muertos, 11 desaparecidos, 170 heridos, casi 8.000 casas colapsadas y miles de afectados.

«Huaicos», gritó Evangelina cuando vio venir un torrente y destruyó el corral de lechones que tenía con su esposo, Armando Rivera, en el barrio marginal de Navarra. El lodo se la llevó cuando alimentaba los animales. «Huaicos» es la palabra de origen quechua que más se repite por estas horas en Lima y que resume un viejo temor ancestral a las masas de lodo y piedras que las lluvias torrenciales desprenden de las alturas de los Andes y que, al caer en los ríos, ocasionan su desbordamiento y destruyen todo a su paso.

Las redes sociales se alimentaron de rumores apocalípticos. De teléfono a teléfono viajaban mensajes inenarrables. Se llegó a hablar de una lluvia de 60 horas continuas en Lima. No faltaron los que anticiparon un castigo divino. El ministro del Interior, Carlos Basombrío, tuvo que llamar a la calma y repudiar a la «gente irresponsable» que crea «zozobra» entre la población.

LAS CAUSAS / El Niño Costero azota las c ostas de Perú y Ecuador. Los factores son diversos según los especialistas. De un lado, incide el agua de mar del norte peruano que se evapora por las elevadas temperaturas y al condensarse en la sierra desencadena fuertes tormentas. Las lluvias también obedecen a la humedad proveniente de la Amazonía. Otro de los causantes del desastre es el debilitamiento del anticiclón del Pacífico Sur que trae los vientos fríos del sur.

El Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) estimó que las precipitaciones van a seguir hasta finales de abril por el incremento de la temperatura en la costa norte, que ha subido seis grados sobre los valores habituales en el mar.

El presidente, Pedro Pablo Kuczynski, se movilizó junto con sus ministros a las zonas más afectadas. Consideró que los daños son superables y el Estado cuenta con recursos para enfrentarlos. Kuczynski reconoció responsabilidades de su Gobierno y las administraciones anteriores. No obstante pidió tener en cuenta los imponderables que desconciertan a meteorólogos y científicos. «Nadie podía predecir que, en un momento en que no hay un fenómeno de El Niño, podía haber lluvias en esta magnitud». El Gobierno por ahora no declaró el estado de emergencia a nivel nacional aunque sí rige en 11 regiones del país.