Rosa María Gutiérrez, involucrada en la profesión desde hace 35 años y que imparte Arte y Geografía en un centro religioso concertado, lamenta la situación en la que se encuentra el profesorado, que "siempre resulta el gran olvidado de la sociedad, salvo que esta ley lo remedie".

Gutiérrez, profesora de 3 y 4 de ESO y de 1 y 2 de Bachillerato, cree que unos 25 alumnos por clase sería lo ideal, y además opina que tienen demasiadas asignaturas. Para el catedrático Mariano Martínez, la ley cambia muy poco la situación. "No es tan dura como la LOCE ni tan permisiva como la Logse con la promoción automática".