El abogado José Mariano Trillo-Figueroa, que representa en España los intereses del atracador Jaime Jiménez Arbe, "el Solitario", aseguró hoy que su cliente niega haber perpetrado los asesinatos que se le atribuyen y dice que, si robaba bancos, era para "liberar al pueblo español" de los "atracos" de éstos.

El letrado, que representa desde hace una semana al atracador más buscado de España en los últimos veinte años, compareció en una multitudinaria rueda de prensa en la que insistió en que su defendido "no ha matado a nadie" y en que, si alguna vez ha utilizado un arma, "ha sido en defensa propia" y sin intención de matar.

Aseguró que su cliente reconoce que es un "atracador profesional" instruido en los años ochenta por la "mafia marsellesa", aunque justifica sus acciones en defender a las personas de los "atracos" de los bancos.

Trillo-Figueroa señaló que Jiménez Arbe, detenido el pasado mes de julio en la localidad portuguesa de Figueira da Foz y conducido a la prisión de Monsanto (Portugal), no quiere venir a España "hasta que limpiemos su imagen y su fama", y dijo que su cliente teme actualmente por su vida.

"No mató a nadie"

El letrado, quien también lleva la defensa del abogado José Emilio Rodríguez Menéndez, actualmente en prisión, insistió en que Arbe nunca ha matado a nadie y en que sabe quién cometió los tres asesinatos de los que se le acusa.

En concreto, dijo que al policía local de Vall d'Uxo (Castellón) lo mató otro agente de forma accidental, y que a los dos guardias civiles de Castejón (Navarra) les quitó la vida un compañero suyo vinculado a la "mafia marsellesa", momento a partir del cual decidió continuar con su carrera delictiva en solitario.

El abogado, que dijo actuar como portavoz de Jiménez Arbe, insistió en que su defendido conoce "perfectamente" al asesino de los dos agentes, si bien eludió dar su nombre por el momento procesal y porque teme que le maten.

Explicó que su cliente, que está asistido en Portugal por una abogada de oficio, entró por primera vez en la cárcel en 1972, con dieciséis años, por robar en una tienda de música de Madrid, y que el hecho de pasar nueve meses en prisión fue una "ruina vital" para él, ya que marcó el resto de su existencia.

A partir de entonces mantuvo una "doble vida" que desconocían tanto las tres mujeres con las que convivió, como sus tres hijos, ya que trabajaba en "cosas normales", entre ellas la refrigeración industrial en Libia y Argelia.

"Haberme detenido es para mi una terapia, porque me permite echar fuera todo el veneno que tengo", fueron las primeras palabras que el Solitario dijo a su abogado en una de las tres entrevistas que han mantenido en la prisión portuguesa, según relató Trillo-Figueroa, quien se mostró convencido de que su cliente, al que según dijo "no le gusta la fama", será "extraditado" a España "de inmediato".