--Usted es actor, autor, persona del teatro. ¿Todo un destino?

--Nunca me había planteado ser actor. Escribir, sí. Pero es el teatro el que me ha encontrado. Empecé por afición y he acabado ganándome la vida con él.

--¿Cómo puede verse la vida encima de un escenario?

--Igual que se ve desde una panadería. No hay diferencia entre un actor y un policía municipal. Hay algo de idealización en el carácter del artista, y para mí es un oficio, con sus horas de trabajo; pero no te modifica la visión de la vida.

--¿Nada?

--Bueno, es cierto que cuando te metes en un proyecto puedes caer en la obsesión.

--En el festival de Cáceres estará en el mismo escenario que el actor El Brujo.

--No sólo El Brujo, sino en el que han representado otras compañías a autores como Calderón o Lope de Vega. Así que es algo que te da miedo, te da responsabilidad. Antes iba como espectador y pensaba si algún día estaría ahí encima. Ahora debes demostrar que mereces estar ahí.

--¿Pero El Brujo es un modelo?

--Para mí, no. El hace un tipo de teatro que sólo puede hacer un actor de raza.

--¿Qué modelos tiene?

--Como escritor, Valle-Inclán, que sostenía sus obras de teatro con el texto. O Jardiel Poncela, tan denostado por escribir comedias; pero que era alguien inteligente.

--¿Cómo se representan los clásicos?

--Hay un problema con ellos. Están escritos para un público, un tipo de actores y de interpretación de otro tiempo. Así que el reto es cómo adaptarlos al público de hoy. A mí me gustan los montajes que se ciñen al texto y no aquellos que en su dirección artística esconden torpezas y presentan soluciones fáciles.

--En Cáceres presenta La reina vaca... Vaya.

--Sí, pero se entiende viendo el espectáculo. Al hablar de la reina Juana me refiero a que se ve utilizada como un animal de establo, como una vaca a la que se exprime.

--La estima como personaje.

--Sí. La pena es que se habla de su locura de amor con Felipe; pero es alguien con una conciencia histórica del momento en que vive. Fue la primera reina que tuvo este país.

--La loca que no era loca.

--Yo pienso que estaba enferma; pero demostró ser capaz de juicios certeros. Hay que tener en cuenta que la encerraron con 24 años, que su hijo la vio sólo dos veces, que la obligaron a separarse de su hija.

--El pasado año con la compañía Atakama llevó a Chile un montaje sobre el Quijote.

--Este año repetiremos del 5 al 13 de julio con La reina vaca .

--¿Y que aprendió en Chile?

--En el teatro, percibí una energía que echo en falta aquí. En Santiago se hablaba de las revueltas juveniles contra la prisión de encarcelados en la época de Pinochet. Me dio la impresión de que es un país en que queda mucho por hacer; pero tiene más energía que nosotros.