Hacer de payaso en el Retiro de Madrid se convirtió para Luis Bermejo, sin saberlo, en su profesión. El hobby con el que este madrileño de padres extremeños se sacaba unas "pelillas", ha desembocado en una consolidada carrera con exitosas series de televisión, numerosas obras teatrales y varias películas a su espalda. Una carrera en la que consta una nominación a los Goya como mejor actor novel por Una palabra tuya , de Angeles García-Sinde.

--¿Qué le une a Extremadura?

--Zarza de Montánchez (Cáceres) es mi pueblo. Mis padres emigraron a Madrid antes de que naciera para trabajar, pero toda mi familia es de allí. Solo tengo elogios para esa tierra, a la que voy con frecuencia. Zarza es un lugar de recreo donde vive una gente maravillosa. Aunque parte de mi infancia está en Collado Villalba es tan fuerte el legado de mis padres que es inexorable que tenga el corazón partido.

--Ha trabajado en teatro, cine y televisión, ¿con qué se queda?

--Con la profesión de actor que me da mucho. El teatro lo he investigado más porque he tenido más inquietud y más oficio. En televisión se trabaja muy rápido, apenas hay tiempo para disfrutar, y eso limita el proceso creativo; y el cine lo he frecuentado poco, aunque he tenido la suerte de trabajar en importantes proyectos. Me manejo en los tres géneros. Es una profesión jodida como para limitarse.

--En 1995 creó Teatro El Zurdo, ¿cómo surge la dirección?

--Junto a Luis Crespo creamos la compañía con la intención de contar historias que nos conmovieran, sobre el hombre y la memoria. La ruleta rusa , que ha tenido mucho éxito y hemos llevado a Extremadura, es nuestra última producción.

--¿El mejor papel de su vida?

--Es difícil elegir, cada uno me ha aportado mucho, pero quizás me quedo con la obra teatral Las Manos , de Javier Yagüe, que habla de cómo se vivía en el campo en los 40 y supuso un gran ejercicio de memoria personal.

--Consolar a Rosario en Una palabra tuya le ha llevado a los Goya...

--Ha sido una sorpresa. Creo que los académicos han valorado mi trayectoria. Es importante que te valoren y con eso ya me siento premiado, aunque no es un detonante para que lluevan ofertas.

--Finalmente ganó El Langui...

--Su discurso me emocionó, me alegré mucho de que ganara.

--El año pasado La soledad, donde trabajó con Jaime Rosales, fue la gran triunfadora de los Goya. Persigue estos premios...

--(Risas) Solo hago mi trabajo. Era una película atípica para el cine más convencional y fue una buena apuesta de los académicos que nadie esperaba.

--Coincidió con Juan Margallo...

--Es un referente para mi, nunca se lo he dicho, es un trabajador excepcional. Por cierto, en los Goya me enteré de que Un novio para Yasmina es una producción extremeña, me hizo especial ilusión. La película me gustó mucho y reconocí sus paisajes.

--Ahora está inmerso en ´Urtáin´, una producción de Animalario...

--Habla de un mito del boxeo --José Manuel Ibar-- tras el franquismo que se suicidó en vísperas de las Olimpiadas del 92. La obra funciona muy bien porque habla de España y de su historia. En el teatro se experimentan trabajos más milagrosos que en otros medios. Las imágenes pueden ser más poderosas.