Las cifras oficiales hablan de 52 muertos como consecuencia directa de la plaga de incendios que sacude a la parte occidental de Rusia. Pero el número de fallecidos por las altas temperaturas y las complicaciones respiratorias pueden llegar a ser mucho mayor. El Servicio Central del Estado Civil de la capital rusa constató en julio un aumento de casi 5.000 muertes (un 50% más) en comparación con el mismo periodo del 2009.

"El incremento del número de fallecimientos comenzó en julio; en junio, por contra, las cifras eran más bien positivas", subrayó Evguenia Smírovna, responsable del servicio de estadísticas del organismo. La mayoría de las víctimas son personas de avanzada edad que ya padecían enfermedades cardiovasculares o respiratorias. Mientras que en junio fallecieron en Moscú 5.293 personas de más de 71 años, en julio dicha cifra se incrementó hasta alcanzar los 8.826 muertos.

Los números correspondientes al mes de agosto no serán mejores, adelantó Smírovna, ya que los servicios de meteorología no prevén que esta canícula sin precedentes, con temperaturas que rozan los 40 grados en un país que casi nunca supera en verano los 25 grados, vaya a remitir en breve.

Las autoridades, por el momento, prefieren no airear demasiado este incremento de la mortalidad en la capital para no sembrar aún más la alarma entre la cada vez más preocupada población.