Son mujeres y están encantadas con lo que aprenden para resolver las chapuzas más comunes que se pueden presentar en el hogar. Y porque algunas piensan que puede ser una salida laboral. Pero sobre todo, buscan autonomía, no depender "ni del marido, o de la pareja cada vez que hay una avería en casa, porque o bien no saben, o bien saben pero no hay quien los coja; ni tampoco de un profesional, que cobra un dineral", según cuenta Isabel Franco, presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas de Badajoz.

Esta asociación ha organizado un curso-taller de habilidades y reparaciones domésticas, al que asiste un grupo de 20 mujeres por las tardes en un espacio cedido en el antiguo hospital provincial. Todas tienen sus trabajos, pero algunas muestran un interés especial por estas habilidades en electricidad, albañilería y fontanería, porque piensan que si aprenden lo suficiente podrán crear una cooperativa.

El éxito de la convocatoria se debe a la iniciativa de una directivas del colectivo, que puso el dedo en la llega al expresar su idea de que si aprendían estas habilidades, se ahorrarían el tiempo y el dinero que requieren cuando dependen de otros para resolver esos problemas. "En realidad, no es tan difícil, son los roles que nos han enseñado: las herramientas eran para los hombres y nos hemos encasillado. Ahora están todas encantadas", según Franco.

Marisa Rivera llegó al taller después de haber realizado "un curso de ayuda social para aprender a expresarte y hacer una entrevista de trabajo; allí nos dijeron que iba a haber este taller y aquí estamos. Soy de Nicaragua, llevó un año aquí y trabajo, gracias a Dios; todas trabajamos; todas las inmigrantes nos buscamos la vida, porque esto no lo hay en mi país", dijo. Y contó que entre las asistentes hay seis mujeres de Latinoamérica: además de ella, dos de Perú y tres de Colombia. "Allí la crisis afecta más profundamente que aquí", señaló.

A Maria Rivera le atrajo la idea porque "imagine, ser fontanera una mujer es raro, aunque no vayamos a desempeñar el trabajo, pero al menos cuando lleguemos a nuestros países podemos hacer un rumbo, decimos nosotros, y ya sabremos hacer algo. Veremos si después entre todas las inmigrantes hacemos una pequeña cooperativa, usted sabe que soñar no cuesta". Por el momento aprenden electricidad "y nos gusta mucho, no es tan complicado".

Aura Narváez, colombiana, lleva algo más de un año en Badajoz y quiere aspirar "a algo más; como mujer me gusta enterarme de todo y participar y aprender cosas. Yo estoy encantada y hasta ahora no es complicado", y alberga la esperanza de que pueda tener "una salida laboral en el futuro".

Juan Francisco Pérez es el monitor del taller y asegura que las alumnas muestran mucho interés por lo que les enseña, que es mantenimiento del hogar, cambiar un enchufe, un interruptor, arreglar una cisternilla, un grifo que gotea, tapar una grieta. "Aprenden sin ninguna dificultad especial, tal vez los varones sean un poquito más burros. Y les interesa, porque se van a ahorrar unos euros".