Las emisiones de gases de efecto invernadero volvieron a dispararse en España en el 2005 y amenazan con tener una enorme repercusión negativa económica al alejarnos aún mucho más del cumplimiento del protocolo de Kioto. Según estudio presentado ayer por el sindicato CCOO son ya un 52,88% más altas que las del año base de 1990. España está, por tanto, 37 puntos por arriba del límite marcado por el convenio internacional, que sólo le autorizaba a incrementar las emisiones un 15%.

El aumento respecto al año anterior ha sido en concreto de un 5%, muy similar al 6% que crecieron en el 2003. Los factores que han provocado la mala nota del 2005 son la sequía (la producción de las hidraúlicas se redujo un 40%), "el crecimiento insostenible de la construcción", el auge del transporte privado y la falta de planes para afrontarlo, dado que los primeros se aprobaron a finales del 2005, explicó el secretario de Medio Ambiente de CCOO, Joaquín Nieto.

Con los nuevos guarismos, España sigue siendo, junto a Canadá, el país industrializado que más incumple Kioto. El principal problema es que el aumento se ha producido en un momento en el que España debería estar ya en plena fase de reducción sino quiere enfrentarse al enorme coste económico que supondría llegar al 2008-2012, el periodo de cumplimiento de Kioto, con cifras tan alejadas del límite.

El estudio de CCOO advierte de que con los planes actuales puestos en marcha por el Gobierno, se logrará, como máximo, congelar la emisiones. Nunca una reducción. Y si no se consigue bajar España debería comprar los derechos para emitir un total 500 millones de toneladas de CO2 durante el quinquenio.

UN COSTE ELEVADO El importe de la factura final dependerá del precio al puedan adquirirse, pero en el mejor de los casos (6 euros la tonelada), no bajará de 3.000 millones. Si se aplicase el actual precio de mercado (30 euros por tonelada) el desembolso alcanzaría la astronómica cantidad de 15.000 millones. Mucho más de lo que cuesta construir la línea del AVE Madrid-Frontera Francesa.

Para CCOO, que nunca ha cultivado el alarmismo en este terreno, la situación es "tan mala" que requiere que el presidente del Gobierno tome directamente las riendas del tema.