Un empleado de Unión Fenosa cerrará a las 23.30 de esta noche el interruptor que conecta a la red eléctrica la central nuclear José Cabrera, en Almonacid de Zorita (Guadalajara). En ese preciso momento se habrá puesto fin a la vida de la central más antigua España, cerrada por su mal estado y su tecnología obsoleta, y empezarán los penosos trabajos de desmantelamiento. Hasta el 2015 el solar no quedará completamente limpio de radiactividad.

La complejidad de los trabajos de limpieza ilustra sobre algunos de los inconvenientes que conlleva la energía nuclear. A partir de mañana se empezará a enfriar el reactor, tras lo cual se procederá a su apertura para extraer las barras de uranio. Luego ésta deben depositarse en las piscinas de la central, junto al combustible quemado desde 1983.

Unión Fenosa dispone de tres años para encapsular el combustible en bidones especiales que almacenará en seco en una nave dotada de fuertes medidas de seguridad que aún tiene que construir. Durante el mismo período deberá descontaminar el máximo posible los circuitos primarios y auxiliar, los que concentran una mayor radiactividad.

En el 2009 tomará el control de la operación Enresa, la empresa pública que gestiona los residuos nucleares. Será el momento de empezar la limpieza a fondo, que durará seis años más. La radiación es como una mancha de grasa, se elimina frotando, rascando el material, sea un tubo, una pared o un suelo, y almacenando el residuo. En algunas zonas hay que usar productos químicos que absorben la radiación y que luego se pueden tratar como residuo.

El coste total de la limpieza ascenderá a 170 millones de euros, de los que 135 los aportará Enresa, es decir, todos los españoles a través de la tasa que se abona con la factura de la luz desde 1984. El resto corre a cargo de la compañía. El sistema eléctrico español apenas notará la baja de la central alcarreña. Con sus 150,1 mw de potencia aportaba sólo el 0,5% de la energía consumida en España.