La empresa de aluminio húngara MAL, propietaria de la represa de una sustancia tóxica que sufrió el pasado lunes una rotura, causando una catástrofe medioambiental en el oeste de Hungría, asegura que no pudo prever el accidente, ni hacer nada para evitarlo. En un comunicado colgado hoy en la página web de la empresa, la compañía de aluminio asegura que "hasta el momento no se han podido precisar cuáles fueron las causas de la catástrofe". La compañía señala que el "barro rojo", un residuo de la producción de aluminio, "no es calificado como residuo peligroso según los estándares de la Unión Europea (UE)". Además, destaca que según las imágenes aéreas, el 98 por ciento del "barro rojo" sigue dentro de la balsa. La dirección de la empresa reiteró que lo que sucedido no fue un error suyo y ofrece 30 millones de florines (unos 110.000 euros) como ayuda urgente a los habitantes de las localidades afectadas, por el vertido del barro tóxico. MAL asegura además que ha iniciado las obras para reconstruir el dique y realizará otras para evitar nuevas roturas. Por otra parte, propone la formación de un comité internacional para aclarar los detalles del accidente.