Sabía que la máquina me tragaría entero y la paré", relató ayer Franns Rilles Melgar, un inmigrante sin papeles de 33 años que hace tres llegó a España desde el pueblo boliviano de Santa Cruz de la Sierra, en busca de trabajo digno y una vida mejor. Lo que halló fue un empleo sin contrato en un horno con una jornada laboral de 12 horas y un sueldo de 22 euros diarios. Allí perdió el brazo izquierdo y casi pierde la vida.

Melgar ha tenido suerte y puede contar lo que le sucedió el pasado 28 de mayo en el horno de los hermanos Rovira, en la localidad valenciana de Real de Gandia. Un transeúnte le encontró desangrándose en la calle, a menos de 50 metros del hospital, y le llevó al interior, donde los médicos intentaron sin éxito encontrar el brazo. La extremidad se había quedado en la amasadora de pan, y su jefe la había arrojado al contenedor de la basura tras el accidente.

"Su jefe lo dejó tirado en la calle, no lo acompañó al interior del hospital y además se deshizo del brazo sin saber si podía ser reimplantado o no", denunció ayer Silvia Melgar, la hermana de Franns, que junto al sindicato Comisiones Obreras ha denunciado al empresario. El patrono puede ser acusado por delitos contra los derechos de los trabajadores y por la omisión de socorro. "La precariedad laboral atrapa a los más vulnerables y la necesidad hace emerger estas situaciones", comentó ayer Josep Antoni Carrascosa, de CCOO.

"Todos los días me encuentro con personas en las mismas condiciones que Franns, sin contrato de trabajo y sin posibilidad de tenerlo, que te dicen que más vale ser explotado y poder comer", añadió Carrascosa.

HERMANOS EN EL PARO Melgar vino a España en el 2006 con su hermana Silvia y el marido de ella, Mario, siguiendo a su otro hermano, Carlos, que se estableció en Barcelona hace seis años y que tenía un contrato de trabajo en la construcción. Ahora, con la crisis, el único con empleo era él. Ni Mario ni Silvia ni Carlos consiguen trabajar.

Todos se están planteando la posibilidad de volver a su país. "Yo he pedido el retorno voluntario pero no me lo dan. Me iré como pueda porque, para estar como mi hermano, prefiero irme a casa, donde tengo dos hijos que me necesitan desde hace años", aseguró ayer Carlos Melgar, que esperará a que su hermano se recupere.