--Christie´s acaba de vender un Picasso por 21 millones.

--Subastan picassos cada día... ¿Cuál ha sido esta vez?

--Mujer sentada con traje turco.

--La mujer es Jacqueline Roque. ¡Yo estaba ahí cuando lo pintaba!

--¿Qué siente la hija ante ese baile de millones?

--Pienso en pintores como Modigliani que tuvieron que malvivir. Pero también en las risas que hacía cuando mi padre me decía que podíamos irnos por ahí, a Suiza o a Italia, sin dinero, y que, con solo firmar una cerilla cogida del suelo, podíamos comer y comprar papeles y lápices, y con ellos hacer dibujos y firmarlos y volverlos a vender... Pero él subrayaba que no por tener mucho dinero, vas a comerte dos pollos.

--¿Cuándo se dio cuenta de que su padre era Picasso?

--Solo sé que a los 15 años le colgué en la puerta del cuarto un cartel que ponía: Está durmiendo el genio. Y él, muy enfadado, me soltó: "Pase que los otros sean imbéciles, pero que mi propia hija sea tan tonta... ¡No puede ser!". Mi padre era NOR-MAL. Pintaba, como otros hacían pan.

--¿No le recrimina nada?

--Nada. El siempre hizo lo que pudo. Cuando yo volvía del colegio, hacía de señorita y él, el perro, la gata, todos, me obedecían. Estábamos muy cerca. El trabajaba de noche y, a veces, de madrugada, me despertaba y me decía: "Ven a ver lo que he pintado". Y yo adivinaba en qué o en quién se había inspirado. Nunca fui su adoradora. Fui su cómplice.

--¿Por qué hay versiones tan distintas de su padre?

--Cuando alguien es más célebre que el niño Jesús, enerva a muchos.

--¿Qué queda por contar sobre Picasso?

--Nada. Bueno.. Una vez vino un quiromántico y nos interpretó el Guernica. Le dijo a mi padre que las líneas de las manos de las madres y los niños casi muertos del cuadro hablaban de tragedia. Yo en el cuadro veo la cara de mi mamá por todas partes. Con dos años y medio, me paseaba delante de ese cuadro... No me gusta que esté tan pegado a esa pared del Reina Sofía.