Parece una maldición. En los últimos meses la prensa venezolana ha informado sobre ciertas enfermedades que estaban controladas y que ahora resurgen. Dengue, malaria, mal de Chagas, leishmaniasis, fiebre mayaro y encefalitis equina son algunos de los males que hacen recordar a los venezolanos las bíblicas plagas de Egipto.

Las estadísticas oficiales confirman algunos temores. Por ejemplo, en el caso del dengue, solo en el año 2010 se han registrado 48.581 afectados por este mal, un incremento del 260% con relación al mismo periodo del año anterior. Según el Ministerio de Salud, en 17 de los 24 estados del país esta tendencia va en aumento.

El director del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, Jaime Torres, considera difícil determinar en qué medida el incremento del dengue y la malaria obedece a un deterioro de las condiciones sanitarias del país, puesto que estas afecciones se transmiten de forma primordial a través de insectos, por lo que en su propagación influyen también las condiciones climatológicas. "Los años que llueve más, hay más mosquitos y, por tanto, mayores posibilidades de que se propaguen enfermedades", apunta.

Para este especialista, la reaparición de estos males en Venezuela obedece tanto a condiciones climatológicas como al hecho de que no se hayan corregido los factores sociales y de infraestructura que facilitan la propagación de estos males.

Por su parte, el ex ministro de Salud, José Félix Oletta, considera que la ubicación de Venezuela en un área geográfica donde aparecen enfermedades endémicas "obliga a tener políticas sanitarias que permitan anticiparse para que estos males no deriven en brotes epidémicos", argumenta. Asimismo, el experto denuncia la debilidad de los programas de control sanitarios, así como la falta de inversión gubernamental.