Inmaculada Echevarría, la mujer granadina aquejada de distrofia muscular que el pasado 18 de octubre pidió que se pusiera fin a su vida firmó ayer su testamento vital. La enferma, de 51 años, está postrada en cama y su vida depende del aparato de ventilación mecánica al que está conectada. En el documento firmado, expresa su voluntad de morir si se produjera un empeoramiento de su enfermedad y ella no tuviera conciencia sobre sus actos. Esta, la perdida de conciencia, es la única forma de cumplir legalmente con la voluntad de la enferma, es decir, desconectar la respiración asistida.

Echevarría, de 51 años, está ingresada en un hospital desde hace nueve años. La distrofia muscular progresiva que padece desde hace 30, junto con otras dolencias, le causan continuos dolores y la han llevado a perder ya la movilidad de casi todo su cuerpo. Respira gracias a una traqueotomía realizada contra su voluntad que la mantiene conectada a un ventilador mecánico.

REDACTADO A MANO Ante la imposibilidad de que la enferma se desplazara, una funcionaria de la sanidad andaluza se personó en Hospital San Rafael para que Echevarría firmara el testamento, que tuvo que ser redactado a mano. El documento permitirá abrir un expediente en el registro de Voluntades Vitales Anticipadas, donde se guardan las peticiones sobre el tratamiento a recibir en caso de sufrir una situación en la que no se pueda decidir por uno mismo.