Las enfermedades cardiacas son ya la primera causa de muerte en el mundo, provocan uno de cada tres fallecimientos, y su incidencia aumenta en países en desarrollo a medida que mejora la situación económica y el nivel de bienestar.

"Es una enfermedad de la mejoría económica", declara el cardiólogo español Valentín Fuster, presidente electo de la Federación Mundial del Corazón (WHF, en inglés).

El experto explicó que en los países en vías de desarrollo, conforme mejora la economía "comienza a aumentar el consumo de hidratos de carbono, por ejemplo, y progresivamente crece la incidencia de la diabetes, la obesidad o la hipertensión", entre otros factores que contribuyen a los problemas que también produce el tabaco.

Fuster, director del Instituto Cardiovascular en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, asumirá en enero la presidencia de WHF, una organización que agrupa a 179 sociedades de cardiología y fundaciones de un centenar de países y que centra su labor en la prevención y control de enfermedades cardiacas en países pobres y en desarrollo.

CAUSAS La prosperidad económica y un carácter cada vez más urbano de las sociedades tienden a provocar un estilo de vida más sedentario, con estrés y en el que el consumo de cigarrillos o de "comida basura" gana terreno a otros hábitos más saludables.

Los expertos enfatizan que las enfermedades cardiacas no son un problema exclusivo de países ricos, ya que el 80 por ciento de las 17 millones de muertes anuales que causan ocurren en países pobres o en desarrollo.

Tampoco afecta sólo a varones de edad avanzada como suele pensarse, puesto que en las mujeres la tasa de muertes por esa causa es 18 veces mayor que la de cáncer de pecho, según la WHF.

En cuanto a los jóvenes y adultos de mediana edad, las enfermedades cardiacas son responsables de tantas muertes a nivel global como el sida, y en los adolescentes ha aumentado el riesgo con un alza de la obesidad y la menor actividad física, entre otros factores.

UN MUNDO AL REVES Fuster y otros especialistas recalcan que se trata de una pandemia frente a la cual predominan por ahora las estrategias curativas en lugar de las preventivas.

"El mundo va al revés", subrayó Fuster. "Cada vez tenemos más estrategias de curación. Más que prevenir, lo que hacemos es curar" y se ha hecho muy poco para entender estas enfermedades, lamentó muy preocupado el especialista.

En un acto organizado por la Asociación de Representantes Permanentes ante la ONU, que preside el embajador español Inocencio Arias, y al que asistieron miembros del cuerpo diplomático, Fuster explicó que durante las tres ultimas décadas en EEUU ha aumentado la esperanza de vida en unos siete años, debido en gran parte al avance en los tratamientos de enfermedades cardiacas, aunque los vicios siguen latentes.

Sin embargo, las proyecciones de los expertos son alarmantes y para el año 2020 calculan que las muertes por enfermedades cardiacas habrán aumentado en un 29 por ciento en mujeres y en un 48 por ciento en varones en los países más ricos.

En cuanto a los países en desarrollo, se estima que en un plazo de 30 años habrán aumentado las muertes por cardiopatías un 120 por ciento entre las mujeres y un 137 por ciento entre los hombres.