La Audiencia de Sevilla ha condenado a 50 años de cárcel y el pago de indemnizaciones que totalizan 110.000 euros a un enfermero por la violación de cuatro mujeres y el intento de agresión a una quinta, a las que sorprendió cuando se encontraban solas en sus viviendas.

La sentencia de la Sección Primera de la Audiencia considera probadas la totalidad de las agresiones imputadas al acusado D.H.M., de 38 años, por lo que le impone condenas de entre 10 y 15 años de cárcel por cada violación, además de distintas condenas de varios meses por delitos de allanamiento de morada y hurto. La Policía encontró en el domicilio del acusado una hoja de agenda con los nombres, domicilios, altura y peso de distintas mujeres, si bien la sentencia no hace ninguna referencia a que dispusiera de dichos datos como consecuencia de su trabajo como enfermero en la clínica Fremap de Sevilla.

Las violaciones ocurrieron entre diciembre de 2002 y septiembre de 2004 y la sentencia recoge que las víctimas, pese al tiempo transcurrido y haber declarado en el juicio protegidas por una mampara, se encontraban "visiblemente nerviosas, con rostros desencajados" y declararon "entre sollozos y con dificultades para sentarse ante el tribunal".

La primera agresión ocurrió el 13 de diciembre de 2002, cuando el acusado penetró por un procedimiento que se desconoce en la vivienda de una universitaria de 20 años, a la que echó una sustancia no determinada en los ojos, le ató las manos con una abrazadera, la llevó a la fuerza al dormitorio y la violó.

El 12 de noviembre de 2003 el acusado, con el rostro tapado por un trapo blanco con agujeros en los ojos, entró en el domicilio de una niña de 15 años, que estaba sola pues acababa de llegar del colegio y se disponía a merendar, y le dijo que "como gritara la mataría". Luego la llevó al dormitorio, le inyectó un hipnótico y relajante muscular llamado Midazolán, sólo de uso sanitario, la violó y antes de marcharse le advirtió "que tuviera cuidado ya que su puerta se abría fácilmente".

La tercera violación ocurrió el 27 de julio de 2004 cuando una joven de 25 años que estaba haciendo una mudanza en la avenida Kansas City fue abordada por el acusado, que le ató las manos con una brida, la llevó a la cama y la violó tras colocarle en la cabeza una malla y luego la funda de una almohada.

El 5 de agosto de 2004, D.H.M., cubierto por una gorra, penetró en un piso de la calle Amor de Dios donde una joven de 19 años se estaba duchando y la sorprendió en la bañera esgrimiendo un cuchillo. La víctima, que lo vio de frente, "quedó paralizada por el miedo" y fue llevada con las manos atadas por bridas hasta la cama, donde el acusado le colocó una banda elástica en los ojos y la violó, explica la sentencia.

Finalmente, D.H.M. ha sido condenado por un intento de violación ocurrido el 30 de septiembre de 2004, cuando abordó a una joven de 24 años, que regresaba a casa con dos niños de corta edad a los que cuidaba, aunque la víctima pidió ayuda a gritos y el acusado huyó.

Junto a las condenas de entre 10 y 15 años de cárcel por cada delito de violación, los jueces han impuesto diversas condenas por allanamiento de morada y por el hurto de ordenadores, radiocasetes y otros objetos de las víctimas. En cuanto a las indemnizaciones, la mayor corresponde a la niña de 15 años, que recibirá 40.000 euros por su especial vulnerabilidad y porque ha quedado con secuelas como el "pánico a estar sola".