TLta enseñanza y la sanidad son las grandes concubinas del poder: se usan, se apartan, se ostentan, se esconden según interese en cada momento. ¿Quién no se va de manifestación si se convoca para que mejore la enseñanza o haya una óptima sanidad? El pasado martes, miles de jóvenes se manifestaban al grito de menos curas y más cultura y hoy sábado, miles de personas se manifestarán pidiendo que se pueda estudiar Religión en los colegios e institutos. Pero ambos cortejos se basan en mentiras porque ni es verdad que exista una disyuntiva entre los curas y la cultura ni se va a eliminar la asignatura de Religión.

Además, Acebes, en nombre del PP, asegura que la nueva ley de educación pretende adoctrinar a los jóvenes con una asignatura: Educación para la ciudadanía. Sorprende tamaño dislate: esa materia la impartirán profesores independientes que han aprobado una oposición con garantías, no comisarios políticos del PSOE. Curiosamente, las clases actuales de Religión sí que son impartidas por adoctrinadores escogidos por los obispados, no por teólogos que hayan sacado una oposición libre. ¿Quiénes son entonces los comisarios? La manifestación de hoy, amparada por los obispos y por el PP, persigue dos objetivos fundamentales: desgastar al gobierno y que la religión salga más aún del ámbito íntimo de las creencias y las conciencias para situarla en la esfera de lo público, convirtiéndola en una ciencia sin cuyo dominio no se podrá aprobar el Bachillerato ni entrar en la universidad. La gran concubina vuelve a ser manoseada.