La apasionante búsqueda de un planeta de aspecto similar a la Tierra fuera del sistema solar se ha saldado en la última década con el descubrimiento de más de 250 exoplanetas, pero prácticamente todos han sido gigantes gaseosos de características muy poco terráqueas. Nada de vergeles habitables. El último de la lista, presentado ayer por un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tiene una masa cinco veces superior a la de la Tierra, pero es el más pequeño hasta la fecha y además el primero que se detecta por un novedoso sistema de búsqueda.

GJ 436T, como ha sido bautizado técnicamente, no es en absoluto un atractivo hogar donde fundar una colonia, puesto que su temperatura superficial ronda los 300 grados, pero sí confirma que planetas de pequeño tamaño y características similares a la Tierra pueden ser frecuentes en una galaxia como la nuestra, con 100.000 millones de estrellas, destaca en una entrevista el jefe del equipo, Ignasi Ribas, astrofísico del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) y del Institut d´Estudis Espacials de Catalunya (IEEC), en Barcelona. Los detalles de la investigación, en la que también han participado Andreu Font (CSIC) y Jean-Philippe Beaulieu (Instituto de Astrofísica de París), se publican hoy en la revista Astrophysical Journal Letters .

Los planetas extrasolares no pueden ser observados directamente debido al brillo de la estrella alrededor de la cual orbitan, por lo que la detección solo es posible por métodos indirectos. En el caso de GJ 436T, se ha sabido de su existencia porque ejerce una influencia gravitatoria sobre otro gran planeta del mismo sistema y descubierto con anterioridad. "Lo perturba hasta el punto de que le cambia la órbita, se hace más elíptica", prosigue Ribas.

EXTRAÑO COMPORTAMIENTO Todo empezó en el 2004, cuando un equipo estadounidense descubrió un planeta gaseoso alrededor de la estrella GJ 436 por una técnica llamada de velocidades radiales. El planeta, con una masa 22 veces la terrestre, describía una órbita elíptica difícil de explicar. Con posterioridad, en el 2007, un equipo suizo detectó la existencia de tránsitos en el gigante gaseoso, es decir, la estrella sufría una extraña disminución del brillo. Sorprendido por ambos factores --la órbita elíptica y la ausencia de tránsitos--, Ribas se puso manos a la obra para intentar determinar el porqué de todo el proceso.

"Las simulaciones informáticas predijeron la existencia de un pequeño cuerpo que orbitaba GJ 436 y que perturbaba al otro planeta", destaca. El objeto no ha podido ser confirmado por ningún otro equipo debido a la novedad de la técnica, aunque Ribas espera aportar nuevas pruebas en el próximo tránsito.

El planeta orbita la estrella GJ 436, situada en la constelación de Leo, a unos 30 años luz de la Tierra. El nuevo objeto rocoso, muy cálido debido a la proximidad de su sol, tiene un periodo de traslación de 5,2 días terrestres. "Podríamos compararlo a Venus, mientras que el otro planeta del sistema sería como Neptuno", concluye Ribas. Los investigadores creen que el sistema podría tener un tercer planeta, aunque en una órbita mucho más alejada.