TAtquí ando, con lo que viene siendo esta columna, en lo que es la contraportada de lo que venimos llamando periódico. No se sonrían, no, porque algo parecido llevo oyendo todo el verano. En la radio, en la televisión, en la calle, hasta en bibliotecarias que te entregan lo que son las llaves. Ya conocía el lo que como respuesta, con interrogación. Una decía, voy a explicar el sintagma nominal, por ejemplo, y de la boca de los alumnos salía un lo que unánime que desarmaba a cualquiera. A ese sí estaba acostumbrada, pero a este otro no. Normalmente lo usan los mismos que te preguntan treinta veces ¿me explico? cuando te están indicando una calle, o también sin interrogaciones, te bombardean con un y me explico , tras el que vienen dos puntos que prometen mucho pero se quedan en nada. También lo han hecho suyo los del infinitivo, los que empiezan cada discurso con un en primer lugar decir , o los que abrazan cada innovación televisiva como si les fuera la vida en ello, los del Neng, fistro... y una larga lista de patadas al diccionario que haría posible la resurrección de Lázaro Carreter .

Lo triste es que la gente usa el lo que como distintivo de cultura. Son los mismos que pronuncian en inglés macarrónico y se ríen de ti cuando les avisas de que esa palabra ya existe en español, y te llaman paleta si dices que es lo mismo correr que hacer footing. Menos mal que son modas, y como tales, desaparecerán, o si no, acabarán por doler menos, aplastadas por estupideces mayores. Mientras tanto, aquí ando, con lo que es una columna de protesta ante lo que viene siendo la imbecilidad de everybody ¿me explico?