TEts interesante ser mujer. Y lo digo en un día de ceño fruncido y hartazgo. Quiero abarcarlo todo y no puedo. Estoy cansada justo cuando pretendo insuflar ánimo a las mujeres en su lucha por el empoderamiento, término muy empleado para definir el combate que libramos para alcanzar los círculos donde se toman las decisiones. Ser mujer es interesante porque la lenta ascensión de los peldaños nos proporciona una interesante perspectiva. Nos musculamos con cada escalón que subimos y con cada retroceso por las embestidas. Es interesante mostrarte fuerte cuando te creen débil, astuta cuando pretenden derribarte, irónica ante un burdo comportamiento. Ser mujer hace que veas más allá y puedas adelantarte al tropezón en el siguiente tramo de la escalera. No siempre lo conseguimos y la fuerza del retroceso nos noquea. Pero la experiencia vale para retomar fuerzas y continuar de nuevo.

Quiero hablar de las mujeres y de nuestra resistencia. Aunque aún nos quede mucho por avanzar no debemos amilanarnos. Miremos atrás y comprobemos lo que hemos recorrido. Paso a paso, escalón a escalón. No es fácil, pero lo tenemos mejor que las que nos precedieron y mejor lo tendrán las que vienen detrás. Cada vez más arriba y en todos los ámbitos. En el familiar y en el laboral, en lo privado y en lo público. Hablo de esto tras leer el informe del Observatorio de la Igualdad sobre las mujeres y la toma de decisiones en Extremadura. Queda mucho por escalar, aún hay territorios fuertemente masculinizados. La universidad es uno de ellos. Resulta incomprensible que en el lugar donde debe prevalecer el talento, aún se limite el acceso de la mujer a los círculos donde se decide. Pero seguimos avanzando a pesar de que haya días, como el que yo tengo hoy, en que el cansancio nos venza y nos haga fruncir el ceño.