TLtos griegos lo sabían casi todo. Sabían que la aventura de la vida es un largo viaje de regreso a Itaca, a donde siempre se llega solo. Los griegos eran tan listos que antes de facebook y de internet inventaron la mitología, que fue una red social con la que los dioses ligaban a los más cachas de Grecia. A falta de SMS, se valieron de la metáfora que, según Aristóteles, sirve para descubrir semejanzas escondidas. Esto es fácil de entender: cuando dicen que Dios dijo hágase la luz y la luz se hizo, están haciendo una metáfora, y cuando usted llama zorra a la compañía de la luz, está haciendo otra metáfora. Pero los griegos no se quedaron ahí. Crearon metáforas tan certeras que parece que tenían un agujero por el que mirar el futuro. Lo cual tiene su mérito teniendo en cuenta que el que puso el ojo era ciego: el cantor de Troya y de la Odisea, Homero, el padre de la metáfora. Este poeta sacó a su Odiseo con vida del infierno y le advirtió por boca de Circe del peligro de las sirenas y de la terrible Escila , un monstruo de doce pies y de seis cuellos larguísimos, que devoraba a todo el que se le arrimaba. Le dijo que contra ella no se podía luchar porque "no es mortal, sino una plaga imperecedera, grave, terrible, cruel e ineluctable. Contra ella no hay que defenderse, sino huir de su lado". Y yo creo que lo que hizo Homero fue una metáfora de la televisión. Como Escila, tiene el cuello tan largo que no hay rincón donde librarse de sus fauces. Como las sirenas, su canto te emboba mientras te va limpiando el cerebro y la cartera. Banaliza lo que importa y sublima lo vulgar. Agasaja el oído de la chusma hasta confundir democracia con los cuarenta principales. La única salvación es alejarse. Pero adónde, si Itaca yace bajo un paisaje de antenas parabólicas.