Un estudio impulsado por la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC), con sede en Francia, concluye que las medidas destinadas a crear espacios libres de humo del tabaco son efectivas. El estudio lo ha divulgado hoy el Instituto Catalán de Oncología (ICO), con sede en L'Hospitalet y cuyo director de prevención, Esteve Fernández, ha participado en la elaboración del informe. Los científicos han analizado los diferentes estudios publicados en los últimos diez años sobre las iniciativas políticas antitabaco con el objetivo de valorar la evidencia científica sobre su efectividad.

El trabajo concluye que la implantación de políticas de espacios libres de humo reduce sustancialmente la exposición al humo ambiental del tabaco, el consumo de tabaco en jóvenes y el riesgo de infartos de miocardio. Los puestos de trabajo libres de humo hacen que los fumadores consuman menos cigarrillos y reducen los síntomas respiratorios en los trabajadores y facilitan que más fumadores dejen el hábito, señala el estudio. La prohibición de fumar en bares y restaurantes no reduce la actividad económica del sector. Además, en los hogares donde, a pesar de haber fumadores, se opta por no fumar, se reduce la exposición de los niños al humo ambiental del tabaco y se facilita que los fumadores dejen el hábito.

Según el ICO, actualmente aún no hay suficiente evidencia que demuestre que las políticas antitabaco reducen la incidencia de cáncer de pulmón porque desde la exposición al carcinógeno hasta la aparición del cáncer pueden pasar unos veinte años de media y las políticas de espacios libres de humo son más recientes. Los científicos aseguran que en un futuro también se dará un descenso de esta patología y ante la evidencia científica acumulada, los expertos recomiendan a los gobiernos impulsar políticas para crear espacios completamente libres de humo.

Según los autores del estudio, "la implantación de estas medidas no sólo consigue proteger la salud de los no fumadores reduciendo la exposición al humo ambiental del tabaco, sino que también tiene efectos beneficiosos en el comportamiento de los fumadores". Según Peter Boyle, director de la IARC, "hoy en día el tabaco es la principal causa única de muerte prematura por enfermedades crónicas en los países desarrollados". Se estima que habrá unas 450 millones de muertes provocadas por el tabaco en todo el mundo en la primera mitad de este siglo y la única manera de reducirlo es favoreciendo que los fumadores dejen el hábito.