El Congreso de los Diputados fijó ayer la fecha del funeral, tras más de un siglo de servicio, de la bombilla clásica: dentro de tres años. Cuando en 1879 Thomas Alva Edison consiguió que el invento de Joseph Wilson Swan, una corriente eléctrica que atraviesa un filamento metálico hasta que lo deja incandescente y proporciona luz, funcionara durante 48 horas de forma ininterrumpida, el objeto supuso un avance sin parangón. Hoy, en cambio, seguir utilizándolo supone un retroceso: el 90% de la energía que consume la bombilla se malgasta en calentarla. Cuando las distintas administraciones se vuelcan en declarar que hacen todo lo posible para combatir el cambio climático, parece coherente que, existiendo las luces de bajo consumo, se destierren para siempre las bombillas clásicas, llamadas incandescentes. Así que en el año 2011, si la medida acaba cumpliéndose, estas serán historia, como lo son desde ya hace décadas las lámparas de aceite de parafina.

POR UNANIMIDAD La conveniencia de esta medida es tan indiscutible que fue tomada por unanimidad por la Comisión de Medio Ambiente. El grupo parlamentario de CiU, que llevó la propuesta al Congreso, explicó que hay en España alrededor de 350 millones de bombillas clásicas (unas 25 por hogar). Si se sustituyeran todas estas por otras de bajo consumo, se consumiría un 3% de electricidad menos, lo que equivale a 6,5 millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Como mínimo. Pere Macias, diputado de la federación nacionalista, apunta más alto. "Yo creo que la medida tendrá como consecuencia una reducción del consumo por debajo del 3% --expuso--. Servirá para concienciar a los ciudadanos de que pueden ahorrar todavía más, y, en consecuencia, se ahorrará más".

EL DESEMBOLSO El texto de la proposición no de ley, que imita una medida que ya se ha adoptado en países tan dispares como Australia, Rusia o Venezuela, se limita a hablar de un plan de "sustitución progresiva y definitiva" de las bombillas incandescentes por otras de bajo consumo, que no despilfarran ese 90% de energía. Ese plan deberá aprobarse antes de que se acabe el 2008, pero el texto no entra en cómo se hará este reemplazo de unas por otras, algo que supondrá un ahorro a largo plazo para los ciudadanos, pero también conllevará cierto desembolso económico: las sustitutas, que cuestan unos 10 euros, son más caras que las sustituidas. De ahí que, a instancias del PP, la proposición recoja que "el plan se realizará estableciendo medidas de carácter social para uso doméstico que tengan como destinatarios a las familias con menos recursos económicos".

Oenegés como Greenpeace y Fundación Tierra acogieron la medida tomada ayer con una mezcla de alegría y expectación. Por un lado, aplaudieron una decisión por la que llevan años luchando para que se lleve a cabo, pues la jubilación de las bombillas incandescentes es una vieja batalla ecologista. Por otro, sostuvieron que la medida solo es, por el momento, un texto parlamentario que tiene que aplicarse, un texto que se debería haber aprobado antes.

En septiembre del pasado año, durante un pleno celebrado en el Congreso, el diputado ecosocialista Joan Herrera propuso algo muy similar a lo aprobado ayer. Su iniciativa fue rechazada. "Me congratulo de que esos argumentos que ayer parecían inamovibles hayan cambiado hoy", declaró ayer Herrera.

LAS EMPRESAS Ante los vientos de ahorro energético que soplan desde hace tiempo, grandes empresas como Philips Lighting, el mayor fabricante de iluminación en el mundo, se han subido a este carro del bajo consumo. La compañía ya ha anunciado planes para interrumpir la comercialización de incandescentes tanto en Europa como en Estados Unidos antes del año 2016.