Dentro de pocas semanas, los homosexuales podrán decirse sí, quiero con los mismos derechos y obligaciones que los heterosexuales. El Congreso ratificó ayer definitivamente el cambio legislativo para que el matrimonio deje de ser una institución reservada a las parejas tradicionales. A partir de ahora, el Código Civil no hablará de "marido" y "mujer" sino de "cónyuges".

Gracias a esta decisión histórica, España se convierte en el cuarto país del mundo que permite las bodas gays, junto a Holanda, Bélgica y Canadá. El presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, ensalzó la nueva normativa mientras que el líder de la oposición, Mariano Rajoy, anunció un recurso ante el Tribunal Constitucional.

El texto --que también permitirá la adopción conjunta-- tuvo 187 votos a favor (PSOE, ERC, PNV, IU-ICV, CC, Grupo Mixto, dos miembros de Convergencia Democrática de Catalunya y la diputada del PP Celia Villalobos). Mientras, 147 diputados votaron en contra (PP y Unió Democrática de Catalunya) y 4 se abstuvieron (Convergencia).

Las reacciones no tardaron. A la misma hora en la que el colectivo gay brindaba con cava, los detractores de las bodas entre personas del mismo sexo calificaron la decisión de "atentado contra el matrimonio".

INTERVENCION DE ZAPATERO Al PP, que apoyó la multitudinaria manifestación antigay del pasado día 18 en Madrid, tampoco le gustó nada la ratificación del texto, que fue recogido ampliamente en los medios de comunicación de todo el mundo. El presidente del partido, Mariano Rajoy, despotricó contra la "irresponsabilidad" del Gobierno y anunció que sus equipos jurídicos están estudiando la posibilidad de presentar un recurso de inconstitucionalidad.

Rajoy salió ayer del hemiciclo con la cara bastante larga. El líder conservador criticó al presidente de la Cámara, Manuel Marín, por no permitirle hablar. Rajoy lo quería hacer para contestar al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que, inesperadamente, intervino en el debate durante unos minutos para destacar que España es ahora "un país más decente que no humilla a sus miembros". "Son una minoría --dijo en relación a los homosexuales--, pero su triunfo es el triunfo de todos". Rajoy quiso utilizar un turno de réplica, pero el reglamento del Congreso no permite tal posibilidad. La negativa de Marín fue recibida en los bancos del PP con gritos y salidas de tono.

Los abucheos, sin embargo, duraron bien poco. Nada más producirse la votación, las burlas del PP quedaron ahogadas por el descomunal aplauso del resto de la Cámara. Los diputados se pusieron en pie y rindieron así homenaje a las decenas de representantes del colectivo gay que asistieron al debate. Estos no pudieron contener la alegría y aplaudieron, a pesar de que está prohibido en la tribuna de invitados. Marín los desalojó al momento.

OCHO MINISTROS En el debate, al que asistieron ocho ministros, además de la vicepresidenta y el presidente del Gobierno, la única voz discordante fue la del PP. La diputada Ana Torme criticó al PSOE por "buscar un rédito electoral". En su opinión, el Gobierno "lanza a España a una aventura" ya que "no hay estudios suficientes que demuestren" la idoneidad de los homosexuales para criar hijos. Sus durísimas palabras fueron contestadas por Carmen Montón (PSOE), que puso el acento en cuatro palabras: "Justicia, dignidad, solidaridad y cuidadanía". La diputada recordó que "en democracia no puede haber derechos para unos y no para otros".