La lucha de las fuerzas de seguridad españolas contra los cayucos no entiende de fronteras. Según explicó el presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Ignacio Díaz de Aguilar, el blindaje español a la llegada de esas embarcaciones con inmigrantes tiene en las aguas territoriales de Senegal y Mauritania su escenario principal. El presidente de CEAR señaló, citando cifras del Ministerio del Interior, que desde abril del 2006, 7.000 inmigrantes que viajaban en cayucos en esas aguas han sido interceptados por patrulleras de la Guardia Civil, que les entregaron a las autoridades de esos países o les obligaron a dar media vuelta y a regresar a la costa africana de la que acababan de zarpar.

Para controlar la llegada de cayucos, España ha externalizado sus fronteras y las ha llevado al territorio de terceros estados", comentó Díaz de Aguilar en Barcelona en una conferencia sobre inmigración celebrada en la Fundación CIDOB.

El presidente de CEAR destacó el papel protagonista que en esa estrategia juegan las patrullas mixtas de guardias civiles con gendarmes mauritanos y senegaleses, que patrullan por la costas de ambos países para evitar la salida de cayucos. "Las patrulleras son de la Guardia Civil y la presencia de mauritanos y senegaleses es puramente testimonial, para justificar la presencia en sus aguas", dijo. De hecho, en cada patrullera viajan ocho guardias civiles y dos gendarmes mauritanos o senegaleses.

Díaz de Aguilar alertó que, con esas medidas, "se bloquea a los inmigrantes en esos países, donde no está garantizado el respeto a sus derechos humanos", lo que ha llevado a CEAR a denunciar al Gobierno español ante los tribunales. "Es lógico que el Gobierno luche contra la inmigración clandestina, pero en esa lucha se cometen irregularidades".