Después de que el Reino Unido, Irlanda e Italia hayan prohibido ya terminantemente su venta, la empresa distribuidora del videojuego ultraviolento Manhunt 2, Take 2, ha decidido posponer la llegada a las tiendas españolas, prevista inicialmente para el día 6 de julio, "hasta que se clarifique la situación en el resto de Europa". Take 2 estudia si reduce el nivel de violencia de este thriller de terror duro que prima el sadismo, pero el presidente, Strauss Zelnik, anticipó ayer, que es "un extraordinario juego", al que da "todo" su apoyo.

Manhunt 2 --calificado para mayores de 18 años-- es la secuela de un videojuego que ya se vio envuelto en polémica hace tres años. El primer Manhunt (caza del hombre) fue acusado de haber influido en un joven de 17 años que asesinó a un compañero de 14 en Gran Bretaña. El acusador era Jack Thomson, un abogado de Miami que suele estar detrás de todas las cruzadas contra los videojuegos en EEUU. A raíz de sus denuncias, grandes cadenas de distribución británicas retiraron el juego de las estanterías y Nueva Zelanda llegó a prohibirlo. La polémica, sin embargo, le dio tanta publicidad que le hizo aumentar las ventas y provocó na secuela.

La primera versión del juego salió para Playstation 2, Xbox y PC. La segunda parte estaba prevista para Playstation 2, Playstation Portáti y Wii. Microsoft, en esta ocasión, no tenía planes.

Sony y Nintendo --que se iba a estrenar con él para la Wii-- se desmarcaron anteayer del producto y aseguraron que no lo iban a incluir en sus catálogos, lo que motivó que Rockstar, la creadora del juego, se replantee reducir el nivel de violencia si quiere amortizar su inversión.

El estudio se ha especializado en juegos alabados por la crítica, pero con un nivel de violencia considerable. En su haber figuran las polémicas que envolvieron a las distintas entregas del Grand Thieft Auto, y en especial la Sant Andreas, y a Bully, un juego sobre el acoso escolar al que la presión mediática acabó convirtiendo en Cave canis edit , tras haberle dado la vuelta y que ha pasado sin pena ni gloria por las estanterías.