Recorrer en verano los regadíos del Bajo Cinca o la Litera, en Huesca, o bien el Segrià y el Pla d´Urgell, en Lleida, permite detectar unos campos de maíz que décadas atrás no existían. Lo mismo sucede en las zonas más llanas de las provincias de Zaragoza y Girona. La mayoría de las parcelas están plantadas con variedades transgénicas.

España es el único país europeo en que se cultivan transgénicos a escala industrial: unas 76.000 hectáreas de una variedad de maíz. Pero eso no significa que sea una potencia biotecnológica. Aunque en cantidades menores que España, también cuentan con maíz transgénico Rumanía, la República Checa y Portugal, entre otros. En el lado contrario, Francia ha encabezado siempre la oposición, y le apoyan Grecia, Alemania, Austria y Hungría.

Europa autoriza la importación y la comercialización de diversas variedades transgénicas de soja, maíz, colza y algodón, pero el único cultivo autorizado era el maíz Bt, patentado por Monsanto, que hace los cultivos resistentes a la plaga del taladro.

España es la potencia europea en transgénicos, pero también es el único país donde se dan las condiciones para plantar maíz Bt. Los cultivos que han logrado mayor desarrollo mundial, como el maíz y la soja, no son frecuentes en Europa por falta de tradición de consumo.