Hizo calor, pero no suficiente para pasar a la historia. Fue, pese a lo anunciado, una jornada típica de verano, algo calurosa, pero en absoluto comparable con la situación vivida en el 2003, cuando fallecieron centenares de personas en toda Europa. La entrada de una masa de aire sahariano, que desde el sábado afecta a media España, elevó ayer los termómetros de muchas poblaciones, pero, tal vez porque la gente ya estaba prevenida, ni las urgencias médicas, ni los servicios sociales registraron emergencia alguna.

Toledo, con 40,7 grados, y Ciudad Real, con 39,5, marcaron las máximas de la jornada, seguidas por Granada, con 39,3 grados. En Extremadura, las temperaturas más cálidas se sintieron en la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata, con 40 grados. En la provincia pacense Badajoz, Mérida y Villanueva de la Serena fueron las poblaciones más calurosas de la jornada de ayer, llegando a los 39 grados. La máximas previstas para hoy no superarán los 38 grados en ningún punto de la región.

Mientras, la alerta naranja se trasladará hoy a las regiones de Murcia y el sur de la Comunidad Valenciana, y se mantendrá en Zaragoza, informó ayer la Agencia Estatal de Meteorología.

El director del organismo, Angel Alcázar, insistió en que esta situación no se asemeja apenas a la vivida en el 2003. La actual ola de calor, dijo, está siendo bastante más suave que la de hace cinco años, cuando hubo dos semanas enteras por encima de 40 grados, particularmente en Andalucía, con registros de 45.

El panorama empezará a remitir a partir de mañana, cuando se espera la llegada de un frente de precipitaciones. "No parece probable que la semana próxima vayamos a tener situaciones de temperaturas elevadas, sino más bien lo contrario --apuntó Alcázar--, y a partir de mediados de mes es difícil que haya una situación tan persistente de al menos cuatro o cinco días seguidos" de temperaturas altas.

UMBRAL DEL SUEÑO En Andalucía, los problemas ocasionados por las altas temperaturas se notan especialmente por la noche. Desde el pasado domingo se está superando lo que los expertos denominan el umbral del sueño --temperaturas mínimas por encima de los 22 grados--, con lo que la capacidad de descanso disminuye y se multiplican las vueltas en la cama, las ojeras, el dolor de cabeza.

No obstante, las urgencias médicas apenas están notando el exceso de calor, ya que como apunta el subdirector gerente del Hospital Universitario Virgen del Rocío, Joaquín Torres, la población, especialmente los ancianos y los enfermos crónicos que se pueden ver descompensados, "está acostumbrada a estas temperaturas". Además, "está bastante informada gracias a las campañas con las medidas a seguir para evitar un golpe de calor".