Aunque no siempre sea perceptible en la calle, puesto que los hurtos y la pequeña delincuencia se mantienen estables, la tasa de criminalidad cayó a 45,1 infracciones por cada 1.000 habitantes, la cifra más baja de la última década, según el balance que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, presentó ayer en el Senado, que recoge los datos de los delitos investigados por el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil desde julio del 2009 hasta junio de este año.

El ministro se vanaglorió de que la buena evolución de la tasa de criminalidad permite que España conserve su lugar como uno de los países más seguros de la UE, que registra una media de 67,8 infracciones penales por cada 1.000 habitantes (22,7 puntos más que la tasa española). La diferencia sería aún mayor, subrayó, si se excluyesen los delitos contra la seguridad vial, que en los meses contabilizados añadieron 1,2 puntos a la tasa de crímenes.

El conjunto de las infracciones penales más importantes, como los asesinatos o los robos, descendió un 2,3% entre julio del 2009 y junio de este año. De hecho, los delitos contra la vida, la integridad y la libertad de las personas cayeron por primera vez desde el 2001. Los robos con fuerza en viviendas, las lesiones y la corrupción de menores, sin embargo, han aumentado ligeramente.