Lgos españoles llegan más tarde que sus colegas europeos a etapas tan determinantes en la vida como abandonar las casa de los padres, casarse y tener un hijo. La última encuesta social europea, que fue presentada ayer bajo los auspicios de la UE, revela que la mayor parte de los cambios de estatus social, laboral y familiar tienen lugar en España a una edad más avanzada que en los 19 países restantes a que se refiere el estudio.

Si dejamos a un lado el momento en que se consigue el primer trabajo remunerado, donde los españoles parecen un poco más precoces al situarse ligeramente por debajo de la media europea (19 años), el resto de los parámetros ofrecen un retrato un tanto aletargado de su peripecia vital. Así, los jóvenes españoles son, junto con los belgas, los que más tardan en dejar el hogar paterno, en torno a los 23 años. Esta ratio es más baja que la que ofrecen otros estudios (que sitúan la edad de la emancipación en torno a los 30 años). La razón es que el trabajo de la UE incluye a los que abandonan el domicilio familiar para cursar estudios en otra ciudad.

Los españoles son también los que más retrasan el momento de irse a vivir en pareja, cosa que suelen hacer a los 25 años. Lo de pasar por la vicaría o por el juzgado a los españoles no les llega hasta los 26, edad que está por encima de la media europea (24) y que solo es superada por suecos y suizos, que se casan a los 27. En el retraso en tener el primer hijo (27 años) solo les gana Suiza (28).

Además, y en contra de lo que pudiera pensarse, el resultado entre los 1.876 entrevistados no revela falta de sintonía entre los deseos y la realidad.