La cadena alimentaria de EEUU está considerada como una de las más seguras. Sin embargo, la confirmación de un caso de vaca loca en una granja del estado de Washington ha provocado las primeras críticas acerca de la falta de controles y la vulnerabilidad del sistema.

A pesar de que las autoridades estadounidenses han realizado numerosos llamamientos a la calma, la alarma ya ha cundido entre los ganaderos de EEUU. Estos forman un sector que cada año mueve más de 28.000 millones de euros (4,7 billones de pesetas). La crisis podrá suponer pérdidas por valor de 1.600 millones de euros (266.000 millones de pesetas), según expertos de la Universidad de Purdue.

De momento, más de 20 países han cerrado sus fronteras a la carne de EEUU. Primero fueron Rusia, Australia y varios países asiáticos los que vetaron el vacuno estadounidense. Sin embargo, y después de que el pasado miércoles los segundos análisis confirmaran la enfermedad de la res, China, Vietnam, Indonesia, Argentina, Venezuela, Nicaragua y Guatemala también se unieron al veto. En EEUU está prohibido desde 1997 alimentar al ganado con piensos de origen animal.