Entre los miembros del Club Tesla España, una comunidad auto-organizada de aficionados a la marca, se espera con ansia la instalación de las primeras baterías domésticas de la marca. Los acumuladores, que ya ahora se pueden adquirir en la web oficial de la empresa, deberían entrar en los domicilios españoles este verano, según fuentes de Tesla.

En la segunda mitad del 2017, la marca del millonario Elon Musk prepara otra acción para intensificar su presencia en España: la apertura de dos tiendas en Madrid y Barcelona, en «sitios céntricos, donde la gente pasea», explican esas fuentes.

La powerwall (el nombre técnico de la batería de Tesla) se presentó en el año 2015 como la herramienta ideal para fomentar el autoconsumo de energía. Un usuario con una instalación solar, por ejemplo, puede cargar la batería durante las horas de luz y emplear la energía acumulada durante la noche. El dispositivo puede funcionar también como sistema de emergencia en caso de apagones. Finalmente, cuando está completamente cargado, puede inyectar en la red la energía en exceso. «Hay otras empresas que están ofreciendo productos del mismo tipo, pero Tesla es la que ha hecho más ruido», comenta Jordi Miralles, presidente de la Fundación Terra.

Las dificultades

El acumulador fue presentado con toda la cura para el diseño y la comunicación que acompaña las iniciativas de Musk, creador entre otros del sistema de pago on line PayPal y de la empresa de cohetes espaciales SpaceX.

No obstante sus méritos, la batería de Musk podría tener una vida difícil en España. Hasta el punto de que el año pasado se llegó a vaticinar que los acumuladores nunca cruzarían los Pirineos. «Un sitio en el cual la legislación es tan voluble no da seguridad», observa Miralles, en referencia a la marcha atrás emprendida por el gobierno de Mariano Rajoy en cuanto al apoyo a las energías renovables.

No obstante, el principal culpable sería el llamado impuesto al sol, el real decreto sobre el autoconsumo de energía aprobado por el Ejecutivo del PP en el año 2015.

Según Jorge Morales de Labra, vicepresidente de la Fundación Energías Renovables, el real decreto presenta un doble escollo para la batería de Tesla. «En primer lugar, está el impuesto al sol propiamente dicho, en segundo lugar, una parte menos conocida del real decreto, que de hecho es un impuesto a la batería», explica.

Gravámenes

El primer impuesto grava el autoconsumo producido por instalaciones como por ejemplo placas solares. Morales admite que los domicilios con menos de 10 kilovatios de potencia están exentos, pero subraya que esa exención es temporal.

El segundo impuesto grava los domicilios con autoconsumo que piden reducir su potencia. «Reducir la potencia es precisamente el mayor beneficio de las baterías: cuando vuelves a casa y te pones a hacer cosas, no necesitas la potencia máxima que puede darte la red, porque puedes emplear la batería», explica Morales.