La medicina contra el envejecimiento parece haber dado con el elixir para alcanzar la eterna juventud, o al menos para cumplir el centenario. Los neonatos del denominado primer mundo, es decir, todos aquellos que actualmente son bebés, podrán llegar a los 100 años de edad. Esta media eleva la esperanza de vida de los españoles en dos décadas, ya que la mortalidad actual se sitúa en los 79 para los hombres y en 83 para las mujeres. El secreto radica en los avances médicos y científicos y en los nuevos hábitos sociales.

Esta es la conclusión del presidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento (Semal), José Márquez-Serre, tomando como referente un estudio que el médico estadounidense Ronal M. Klatz hizo público en un congreso mundial celebrado en París entre el 28 de febrero y el 2 de marzo.

El aumento de la esperanza de vida, explicó Márquez-Serre, se sustenta en los progresos relacionados en la investigación con células madre, lo que permitirá regenerar tejidos dañados de cualquier órgano que lo precise. "En el caso de los infartos --dice el doctor-- estos avances permitirán regenerar las células cardiacas y disminuir el riesgo de muerte".

LA GENETICA

Otros factores determinantes para alcanzar el centenario es la posibilidad de modificar el telómero (parte del DNA, el código genético) que "en ensayos realizados con animales ha permitido alargar la vida a veces casi el doble".

La herencia genética sólo condiciona el 25% de la longevidad y el 75% restante depende del estilo de vida. "La edad no está marcada en los genes", aclara Márquez-Serre. "Un estudio sobre el cáncer de mama en mujeres, publicado por la revista New England Journal of Medicine, determinó que había un menor índice entre las esquimales y las japonesas por su dieta rica en soja, que contiene gran cantidad de fitoestrógenos (estrógenos naturales)". Sin embargo, siete años después de que algunas de esas japonesas emigraran (sobre todo a Hawai, EEUU y países nórdicos europeos) presentaron el mismo índice de cáncer que las mujeres de los países de acogida.

Esto demuestra, según el presidente de la Sema, que la dieta es "fundamental" para alargar la vida, junto con el ejercicio físico y el control del estrés con métodos naturales, a los que se puede aportar un suplemento nutricional y, en algunos casos, el reemplazamiento hormonal. "La hormona del crecimiento sirve en los jóvenes para crecer, pero en personas de más edad sirve para no envejecer", asegura Márquez-Serre.

A partir de los 20 años la secreción de esta hormona empieza a disminuir a un ritmo acelerado, una acción que puede ser retardada con el ejercicio físico y la práctica del sexo. "En el envejecimiento --concluye-- influyen también otro tipo de hormonas que segregamos cuando practicamos el sexo".

La medicina antienvejecimiento es una vía de reciente introducción en España --uno tres años-- a la que ya se han adherido un centenar de facultativos. Su objetivo es mantener el ritmo de reparación y renovación de las células por encima de su degradación. El tratamiento se basa principalmente en la valoración de la edad biológica sobre la cronológica.