TTtengo una pregunta estupenda para las próximas oposiciones extremeñísimas y patrióticas. Hela aquí: "¿Podría usted explicar el significado del dicho popular de Extremadura ´estar calentejo´?" Me temo que ni el tribunal conocería la respuesta, al menos que estuviera formado por mi suegra u otras suegras y suegros de acrisolada veteranía léxica y certificado incontestable de ruralidad. Muchos examinandos relacionarían lo de calentejo con caliente y se despeñarían por los intrincados caminos del sexo. Pero no, lo de calentejo no tiene nada que ver con la funcionalidad genital ni con los estragos, espasmos y sofoquinas del cachondeo incipiente. Lo de la temperatura también se descarta por obvio: se supone que la pregunta tiene su trasfondo.

Después está el abundante florilegio de dichos protagonizados por la calentura: ese padre que amenaza al hijo remolón asegurándole que va a irse caliente a la cama, o sea, azotado al hispánico modo de cachete en culete, o el caliente referido a la ingesta alcohólica, tan usado en los pueblos de Extremadura (¿será calentejo la manera antigua de decir que has cogido el punto?); tenemos también el caliente, caliente cuando te acercas al tesoro buscado o a la explicación anhelada; y el otoño caliente, y el partido de fútbol que se calienta... Pero no, nada de eso. En Extremadura, estar calentejo es tener unas perrinas. Es decir, no ser rico de casa, ni de familia, ni de toda la vida, ni nuevo rico, sino riquino. A mí me gusta la frase y, desde luego, prefiero que me digan que estoy calentejo a que me suelten esa tontería de ¿qué pasa nen ?