Se echó las manos a la cabeza y sopló con fuerza. Fue el gesto espontáneo del abogado Joan Piqué Vidal la primera vez que el exjuez Lluís Pascual Estevill, en el transcurso de su declaración, le implicó en el caso de corrupción judicial que los sienta a los dos en el banquillo.

Pero aún le quedaba mucho por oír. Entre otras cosas, el exjuez, que confesó su implicación, dibujó al letrado como el cerebro de la trama, consistente en proponer a empresarios imputados la posibilidad de sobornar al juez para evitar la prisión. "Piqué montó una tienda de libertades", dijo Estevill.

A esas alturas, ya estaba claro que Estevill no sólo iba a por Piqué sino que lo hacía con saña. Para entonces, el letrado, que se enfrenta a 6 años y 4 meses de prisión, 15 de inhabilitación e indemnizaciones por valor de de 390.000 euros (64,8 millones de pesetas), ya no hacía gesto significativo alguno. Simplemente, permanecía con la cabeza baja, garabateando, con aparente gesto despreocupado, un papel. Su versión de los hechos se escuchará mañana, día previsto para su declaración. Una comparecencia tan o más esperada que la del propio Estevill.

La tercera jornada de la vista, destinada ayer a la declaración del exjuez, satisfizo toda la expectación generada. Porque pese a saber que Estevill iba a asumir los hechos, confesados en una carta en el 2003, no deja de impresionar oír cómo un magistrado admite haberse lucrado comerciando con la libertad.

En una sala de vistas llena hasta la bandera, el exjuez y exvocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) reconoció haber cobrado, en 1990, 150.000 euros (25 millones de pesetas) de los directivos de multinacional catalana Nutrexpa por no meter en la cárcel a dos de ellos.

El exjuez explicó que Piqué, abogado de los imputados en la causa, cobró idéntica cantidad por su papel de mediador.

Durante toda su confesión, Estevill --que se enfrenta a 10 años de cárcel y 21 de inhabilitación-- declaró con voz firme y actitud en muchos momentos altiva, sin sombra de vergüenza o pudor. Así, cuando acabó de relatar los pormenores de la extorsión a los directivos de Nutrexpa, reconoció, a preguntas del fiscal, haber cobrado otros 300.000 euros para sacar de la cárcel a los directivos de la empresa Macosa Federico Albiñana y Eduardo Santos en el año 1992. Todo ello, según declaró, a propuesta y mediación de Vidal, que también cobró.