TEtxtremadura en Semana Santa parece Marbella, Mallorca o Baqueira Beret. Entre Jueves Santo y Domingo de Resurrección te puedes encontrar por aquí tomando los vinos a Mayor Oreja, viendo una procesión a Manuel Campo Vidal o presenciando los Empalaos al embajador de Estados Unidos. Dicen los extremeños que Extremadura en Semana Santa no parece Extremadura. Eso es porque nos queremos muy poquito: los complejos tontos impiden que nos acabemos de creer que nuestra tierra es muy guapa y especial.

Un tipo sensible, el fotógrafo inglés Michael Wray, que se ha venido a vivir a Valverde de Leganés, me decía la otra tarde que cómo habíamos conseguido esconder el secreto de Extremadura tantos años. Vaticinaba algo terrible: "En cuanto descubran esto por ahí, les invadirán".

Las invasiones llegan siempre con las autovías. El otro día también me dijeron en Plasencia que esto no parece Extremadura. Se referían al nuevo tramo de autovía entre Cañaveral y las afueras de Plasencia. Es tan cómodo, regala unas vistas tan apabullantes de los Llanos de Cáceres y sorprende con perspectivas tan nuevas como la de Grimaldo desde Poniente que uno no sabe dónde está y cree que esa carretera es un milagro o un regalo caritativo. Pero no, ¡qué caramba! Ya era hora de tener lo que es nuestro y es justo. Hay que ser más chulos y henchirse de autoestima. Esto parece Extremadura y, además, lo es, con sus autovías espectaculares, sus turistas extasiados y sus paisanos orgullosos.

*Periodista