Haber sido concebido mediante una técnica de reproducción artificial puede ser un descubrimiento traumático para un menor si la familia no lo aborda con naturalidad desde la más temprana infancia.

El efecto aún es peor si se conoce el auténtico origen en edad adulta. Esta es la conclusión a la que ha llegado la médica británica Vasanti Jadva, profesional asociada del Centro de Investigación Familiar de la Universidad de Cambridge, a partir de un estudio realizado a hijos nacidos gracias a una inseminación artificial.

Se trata de una investigación pionera, centrada mayoritariamente en EEUU, sobre la reacción y las opiniones de los concebidos mediante estas técnicas, una situación social relativamente reciente de la que todavía no existen datos en España.

El análisis de Jadva, elaborado a partir de una muestra de 165 personas de 13 a 61 años nacidas por donación de esperma, fue presentado ayer en Barcelona, en la 24 reunión anual de la Sociedad Europea de Embriología y Reproducción Humana.

El estudio concluye que cuanto antes asuma el menor que fue concebido gracias a un donante más leves serán "la conmoción y el enfado" que, dicen, experimentan al ser informados.

ANTES DE LOS 3 AÑOS Según se desprende de la investigación, los niños nacidos en el seno de una familia monoparental o con progenitores del mismo sexo, a diferencia de los concebidos por una pareja heterosexual, tienen muchas más posibilidades de que se le hable de su concepción antes de los 3 años. Las estadísticas de Jadva indican que solo el 9% de los menores con padre y madre nacidos por una inseminación artificial recibieron una información sobre su origen durante la infancia, mientras que este porcentaje se eleva al 63% en el caso de las madres solteras y al 56% en las parejas homosexuales.

Además, el 33% de los hijos de heterosexuales se enteraron de que nacieron gracias a una donación de esperma cuando superaban la mayoría de edad, un hecho que agrava emociones como el desconcierto y favorece también el sentimiento de traición.

"Me hubiera gustado que me dieran esa información mucho antes. Enterarme de mi identidad biológica a los 17 años fue algo traumático", confiesa uno de los participantes en el estudio de la doctora Jadva.

Creando un entorno de información permanente desde la más temprana edad se logra mayor estabilidad emocional del menor.

"Me crié sabiendo cómo fui concebido. Siempre lo he aceptado porque nunca he conocido nada distinto. Ahora, lo único que ha cambiado al respecto es que siento algo más de curiosidad", dice un adolescente de 15 años que supo su origen antes de los 3.

Actualmente, el 1,6% de los niños nacidos en España son engendrados por fecundación asistida, lo que representa 7.500 bebés de los 470.000 que nacieron el año pasado. A la mujer que decide someterse a una inseminación artificial se le aplica el tratamiento sin más.

A diferencia de las adopciones, no se debe superar ningún certificado de idoneidad ni es obligación del médico recomendar al progenitor cómo y cuándo comunicar al hijo su origen.

SIN ADVERTENCIAS "No existe ningún protocolo ni ninguna recomendación específica porque no se considera que el procedimiento se parezca a una adopción ni que haya de ser traumático. El hecho de decirlo o no y la edad es de libre elección de los padres", afirma Pere Barri, el responsable del área de reproducción del Instituto USP Dexeus.