El aumento de las temperaturas que ha provocado el cambio climático, los nuevos usos del suelo y el efecto remoto del fenómeno de El Niño (anomalía de carácter cíclico que se produce en el Pacífico y que cambia en los patrones de los movimientos de las masas de agua del océano) provocan una pérdida de la calidad del agua de los embalses.

A esta conclusión ha llegado un estudio elaborado en el pantano de Sau, publicado por la revista Global Change Biology, codirigido por el Institut Català de Recerca de l'Aigua (ICRA) y el grupo de investigación de dinámica fluvial Flumen, que obligará a mejorar los procesos de depuración.

Los autores del informe han explicado que se ha tomado el embalse de Sau por ser el que tenía una serie de datos más antigua. Han apuntado que los resultados obtenidos son un aviso global para los gestores de los recursos hídricos, tanto en la cantidad como en la calidad del agua.

2,2 VECES AL AÑO

El pantano ha disminuido un 44% de las aportaciones de agua entre 1964 (primer año del que se tienen datos) y el 2007. Esta reducción, especialmente evidente a partir de los años 80, significa que solo se puede llenar 2,2 veces al año, casi la mitad de los años 60. Esta cantidad es el volumen de agua potable urbana que consume toda Cataluya en cuatro meses.

El análisis ha estimado que la rebaja de caudales, atribuible sobre todo al aumento de las temperaturas, ha contrarrestado la reducción de un 30% del déficit de oxígeno en el agua logrado con la implantación del Plan de Saneamiento de la Conca del Ter en la década de los años 80 y 90.