Desde la frontera de Penamacor, frente a Valverde del Fresno, hasta la de Barrancos, a un paso de Fregenal, la Guardia Nacional Republicana ha impuesto un filtro estricto para evitar que entren indeseables en Portugal. Teóricamente, sin DNI, no se pasa. Aunque si se mete el fútbol por medio... Al día siguiente de la derrota de España en Lisboa, los profesores de un instituto cacereño pretendían cruzar la frontera de Monfortiño en autobús. Subió a bordo el guardiña y fue pidiendo los carnés. Sólo el director del centro escolar no lo llevaba. El instinto de una profesora de inglés arregló el problema. "Enhorabuena por la victoria de ayer ante España", le dijo al policía, que sonrió orgulloso, se ablandó e hizo la vista gorda.

Diez días después de derrotar a los de Sáez, Figo y compañía se juegan el paso a la final. Cuando falta un cuarto de hora para que comience el partido con Holanda, todo Portugal está ante el televisor. También los carabineros del puesto de Galegos, por Valencia de Alcántara. Al llegar a la frontera, unos pivotes y unos carteles estrechan la calzada y avisan: Police . Pero la police está a su bola.

LA POLI La bola de la police es un televisor portátil que intentan acoplar a una parabólica antediluviana. Se niegan a salir en la foto. "Estamos de servicio", argumentan al tiempo que ríen porque la parabólica acaba de pillar la RTP1 . La carretera hasta Portagem, al pie de Marvao, está vacía. Al llegar a esta aldea de piscinas, golf y restaurantes, los ruidos de bocinas avisan de dónde está el tomate: en la terraza del restaurante Esplanada.

José Francisco, O Jefe del Esplanada, sirve cañas tocado de sombrero hongo con los colores nacionales. No hay una mesa libre. Pandillas de jóvenes abrigados con bufandas, a pesar de los 32 grados, cenan bacalhao con golos . Cristiano Ronaldo arranca por la izquierda... Córner, el propio Cristiano cabecea y ¡goooo...! Saltan un poco, después se sientan y siguen cenando. Son algo fríos estos portugueses: desde la tragedia del rey Sebastián (1578) nunca echan las campanas al vuelo.

75 minutos después del goooo , la Raya es una fiesta de coches con banderas al viento y bocinazos. Al regresar a Cáceres, los guardiñas levantan el puesto: uno retira el cartel de Police , otro guarda los conos y el sargento se monta en el furgón con cara de felicidad. Lleva en sus brazos el instrumento más importante de la garita: la tele portátil y la parabólica de cuando Eusebio jugaba en el Benfica.