Pese a que la nube de incertidumbre exhalada por el Eyjafjalla sobre el espacio aéreo europeo tardará meses en disiparse, las aerolíneas y los organismos públicos tienen asumido que no les quedará otro remedio que gestionar la crisis hora a hora. La naturaleza imprevisible del fenómeno imposibilita la adopción de medidas a medio plazo, pese a que los precedentes invitan a armarse de paciencia: en la anterior ocasión en que entró en erupción, en 1821, el volcán islandés estuvo escupiendo ceniza durante cerca de dos años.

Las compañías aéreas españolas fían su respuesta a los episodios de caos aéreo a sus protocolos en caso de cierre de instalaciones, que incluyen la búsqueda de aeropuertos alternativos, la reserva de hoteles, y la contratación de transporte terrestre para los viajeros. El único servicio que han reforzado es la atención al cliente. Así, Iberia ha habilitado un número para cancelaciones de vuelos (902 201 214), y Vueling trabaja para que su web informe al minuto de la situación y recomiende a los pasajeros si esperar a que salga su avión o pedir la devolución del dinero. Fuentes de las aerolíneas admiten que se han planteado medidas como tener tripulaciones de reserva, pero las han descartado por ineficaces. "Si se puede volar, volamos, y si no, no volamos, pero no se puede planificar nada", sintetiza Spanair.

VERANO COMPLICADO Los profesionales coinciden en este punto. "La evolución de las cenizas es imprevisible. Hay que calcular hacia dónde van y cuánto tiempo estarán en una zona, porque los motores de los aviones soportan cierta cantidad de ceniza, pero solo durante un periodo determinado", explica Alejandro Ibrahim, secretario general del Colegio de Ingenieros Aeronáuticos de España. El verano se presenta complicado. Las restricciones de vuelo entre 6.000 y 10.700 metros de altura por la nube motivarán la acumulación de retrasos. "Es como si, en una autopista de cuatro carriles, cierras dos al tráfico", ilustra otro experto.

Las compañías europeas, temerosas de que el caos sea crónico los próximos meses, exigen que se afine el procedimiento de clausura de aeropuertos. "Estamos hablando con los países de la UE y con Eurocontrol la agencia comunitaria para la seguridad aérea para que usen métodos más precisos y que no se cierre el espacio aéreo solo con previsiones, sino que se mida si la concentración de ceniza es peligrosa", asegura Fabio Gamba, vicesecretario general de la Asociación de Aerolíneas Europeas,

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