Diego Ventura y Leonardo Hernández cerraron la puerta de la Feria de Plasencia y abrieron la del «Coso de las Golondrinas». La ganadería de D. Luis Terrón, ajustada en tipo, ofreció toros nobles que dieron desigual juego en el ruedo. Andy Cartagena cortó una oreja.

A algunos de los caballos de los tres rejoneadores de la terna del domingo de ferias les debe resultar ya familiar el albero de la plaza de toros que diseñó Vicente Paredes. A veces más vale lo bueno conocido que lo bueno por conocer, y como la corrida de rejones es cada año el plato fuerte de la feria, al menos en lo que a público se refiere, pues un año más repetían estos toreros a caballo. No siempre con el mismo cartel, pero Andy Cartagena, Diego Ventura y Leonardo Hernández han lidiado ya en repetidas ocasiones en la feria taurina del norte extremeño.

Y como el año pasado los toros de la ganadería de Luis Terrón dieron el juego adecuado, también ha vuelto este año el mismo hierro ganadero. De nuevo han dado opciones de triunfo a los jinetes, aunque demostrando algunos poca movilidad y recorrido y escasa entrega ante unos caballos que les cuidaron en la lidia.

Por todos es sabido que la tarde de rejones es la más esperada en el curso taurino de la Ciudad de Alfonso VIII, especialmente por las aficiones ecuestres de muchos visitantes de las comarcas más cercanas, que disfrutaron de una tarde que se presuponía de triunfo por lo rematado del cartel, con tres incuestionables figuras del rejoneo. Y disfrutaron los tendidos porque así lo manifestaron a lo largo de la lidia, aunque no sé muy bien si valoraron más la exhibición de la excelente doma del rejoneo contemporáneo o el toreo desarrollado por la terna, en esa línea en que a veces se mueven entre espectáculo y tauromaquia. Aún así, hubo de cal y de arena y nos mostraron un abanico de amplias virtudes de lo que algunos consideran un momento de oro del rejoneo.

A la consolidada carrera de Andy Cartagena se sumaban los recientes éxitos de Diego Ventura, con catorce puertas grandes en Madrid tras abrirla de nuevo este año, como lo hizo también el torero de dinastía Leonardo Hernández en el último ciclo de San Isidro.

El primero, más justo de peso que sus hermanos, salió con pies y Andy se ajustó con el caballo aproximándose mucho para encelarlo. Ofreció piruetas ajustadas y bien medidas con banderillas largas. El toro, noble, más que embestir acompañaba al caballo. Se adornó con banderillas cortas al violín y alardeó con desplantes y haciendo el teléfono. Tras estocada entera cortó el único apéndice que se llevó en la tarde.

Al cuarto lo recibió con un precioso castaño oscuro con las crines sueltas. La faena, a un toro de 550 kilos, el de más caja de la tarde, fue menos destacada. No habiendo faena declinó seguir toreando e hizo andar al caballo sobre los cuartos traseros con verticalidad, desde los medios hasta las tablas, en muestra de una doma sobresaliente, alegrando a los tendidos. Tras estocada y descabello recibió una ovación.

Al segundo de la tarde Ventura le castigó pronto para captar su atención. Le hizo dos quiebros con dos pases muy toreros. El toro era reservón y tuvo que ir Diego por los adentros para arrancarle la envestida y le consiguió sacar una vuelta al ruedo completa acompasada a dos pistas. Tras quitar la cabezada al equino, banderilleó con solvencia, lo que fue valorado por el público. Tras entera desprendida cortó su primera oreja.

Con el quinto tenía menos que hacer porque se movía poco, pero aunque no ponía de su parte logró sacarle una faena de dos orejas; la segunda concedida con generosidad.

Leonardo, por su parte, recibió a un primer toro que galopaba bien de salida y lo fue cuidando para no quedarse sin él. Toreó con clasicismo, dando tiempos al burel y templó bien en banderillas cortas. Le citó varias veces con el caballo en cabriola y remató la faena con una estocada entera que le reportó dos orejas.

Su último salió más desentendido y miró varias veces al callejón con ademán de pasarse a espectador de la faena en la que tenía que ser protagonista. Tuvo que castigarle dos veces el diestro extremeño para fijar bien su atención y aún así el toro ofreció una lidia simple. Banderilleó a dos manos con buena calidad y puso una estocada firme tras un primer pinchazo, lo que le completó la tarde con otra oreja.

Triunfo de Diego Ventura, que fue el mejor de la tarde, acompañado de Leonardo en la Puerta Grande en una corrida de Luis Terrón distinta a la del pasado año, con menos movilidad y más sosa, aunque no exenta de nobleza y fijeza en los toros.